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jueves, octubre 28, 2010

India

El golpe brutal con la India ya lo comencé a recibir antes de pisar por primera vez su suelo. En el aeropuerto de Bangkok, esperando mi turno para el control de Inmigración, cuando yo era el primero de la cola, vi que un indio con gafas de sol y lleno de sortijas de oro se me colaba sin tan siquiera pedirme el favor. Pensé que perdería el vuelo... En la fila de embarque, cuando nos dirigieron al autobús para tomar el avión de la Thailand Airlines, los indios me pegaron empujones hasta en el carnet de identidad. Ya en el avión, eso parecía un manicomio. Todos haciéndose fotos sin atender a las peticiones de las azafatas para que dejaran los pasillos libres. Para cuando el avión ya había aterrizado, un azafato tailandés nos había explicado que temían los vuelos a la India por el cliente de ese país. La Thai da alcohol gratis a sus pasajeros con las comidas, y los indios tienen, según nos decía, muy restringido el acceso al alcohol en su país -por precios, por disponibilidad y por limitación de horarios de consumo-. Así que se montan en el avión y todo es Jauja. Cuando el avión aterrizó, aún iba circulando por la pista y medio pasaje -los indios- estaban de un lado para otro abriendo los compartimentos y hablando por el móvil. Las azafatas tailandesas, tan exquisitas, se miraban azoradas.

La llegada al aeropuerto no fue menos. Todos son gritos. No hay sutileza en el indio medio. Salíamos del país de las sonrisas para entrar en el de los gritos categóricos.

Conseguimos negociar un taxi con prepago, ya que daba miedo salir a la marabunta que esperaba al otro lado de la barrera. El taxi era de película de miedo. El conductor iba descalzo entre charcos cargando nuestras maletas. Como no podía cerrar el maletero decidió que fuéramos con éste abierto. '¡No, no, no!'. Cogí mi maleta y la coloqué en el asiento delantero. Me introduje alterado en mi asiento y cuando fui a cerrar la puerta, no tenía soporte del que tirar. Quisé abrir la ventana para empujar desde fuera, y tampoco había elevalunas. Le grité para que me cerrara desde fuera. Empecé, en poco tiempo, a abducirme por el mundo de los gritos categóricos.

El trayecto al hotel fue espectacular. Las casas o chabolas rodean al propio aeropuerto, casi que nacen con él. Todos son pitos, carreras, adelantamientos impensables en Europa. Y sí, en la India hay vacas caminando tan tranquilas por esas calles de locos.

El hotel, recomendado por Nissan, era de espanto. Empezaron a picarnos mosquitos en el mismo salón central del hotel y, tras haber decidido no tomarlas en Indonesia, subí a la habitación a coger las pastillas contra la malaria y el spray antimosquitos. Pablo me llamó para decirme que no podía tomarse una cerveza, que sólo se podía pedir desde la habitación. Yo se la pedí, bajé con ella y con las pastillas del paludismo. Me acerqué a la barra para pedir que me abriesen la cerveza y el camarero me gritó que allí no se servían cervezas, que la pidiera en mi habitación.

'¡Eso es lo que acabo de hacer!¡Y no olvides que soy un cliente y no permito que nadie me grite así!'

Hemos cambiado de hotel.

3 comentarios:

Alforte dijo...

Sin Comentarios

Anónimo dijo...

¿A esto le llaman país emergente y cuna de la espiritualidad? La verdad nunca me he sentido atraído por la India y tengo testimonios paracidos al tuyo de algunos amigos.
No hace mucho un economista decía que llamar a la India o a China economías emergentes era un auténtico despropósito puesto que la mayor parte de sus territorios y de sus poblaciones seguían viviendo en la más absoluta miseria.Según este hombre iban a necesitar más de 100 años para llegar al nivel de la Europa actual.Depués de leer tu crónica,me lo creo. Un abrazo y sal cuanto antes de ahí.....

Ángeles Hernández dijo...

La India es casi tan grande como Europa y con más de 1000 millones de habitantes...

El tráfico es espeluznante pero no por ello la espiritualidad está ausente. Es difícil analizarlos desde la óptica de occidente.

Las diferencias de una zona a otra( Calcuta/Bangalore por ej) son como de la noche al día y también la manera de tratar a "turistas" o visitantes con tiempo y contacto (¿recuerdas los comentarios de Javier Reverte en la mesa de viajes de Madrid?).

País emergente con pobreza estratificada. Internet en las casas con las calles de tierra.

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PS: Leído "no te supe perder" (de un tirón). ¿Puedes mandarme tu mail a angeles.anheren@gmail.com?. Me gustaría comentarte lo que me ha gustado con detenimiento.

Saludos Á