Y creo que tenemos la razón, los españoles, en indignarnos.
Pero, ¿hasta qué punto no lo hacemos por el hecho de ser españoles los pepinos?
Es peligroso sustanciar la defensa de un argumento en las fronteras. ¿Estaríamos dispuestos a admitir que los pepinos estén contaminados en el caso de que realmente lo estuvieran?
Sí, sí. Sé que no lo están y me toca el alma que estos alemanes hipercivilizados sigan destrozando nuestra economía. Pero, al mismo tiempo, razono que no se puede utilizar la patria como defensa.
Quiero a mi país. Sé que la industria agroalimentaria almeriense, avanzada, profesionalizada, permite disfrutar a los ciudadanos europeos de una riqueza culinaria infinita durante todos los meses del año.
Pero, a pesar de todo, me planteo que la patria nunca debe ser un argumento.
¿Se lo plantea también Angela Merkel?
2 comentarios:
Habría que preguntarse si no hay otros mercados involucrados en todo este asunto... Que le pregunten a los holandeses y a los belgas...
Saludos Salvador.
¿Hasta que punto no han lanzado la alerta tan a la ligera por el hecho de que los pepinos eran españoles?
¿Dónde está la supremacía, rigidez y fiabilidad alemana?
¿Hay en Europa un país más patriótico que Alemania?
Seguramente, para las familias cuyo bienestar dependa directamente de la exportación de hortalizas, el calificativo indignante se les quede muy, pero que muy pequeño, no por ser los más patriotas, sino porque están tirando a la basura el esfuerzo físico y económico de toda una temporada de trabajo y no les queda más que eso, y para rematarlo lo están haciendo los señores que van de "salvadores" de Europa.
Un saludo
Rivo
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