Afortunadamente aprendí a no encender la tele como hábito hace mucho tiempo.
Parecía que fuese inconcebible no hacer ese gesto al entrar en casa. Tomar el mando y conectar la televisión, como si el silencio de la casa asustase y ese sonido tranquilizase nuestras rutinas acompañándonos en nuestra intimidad.
Es de una purificación enorme tener la televisión como un objeto más, no necesario sino elegible entre otras muchas opciones. Saber entender el hogar como un espacio sin ruidos ni sonidos innecesarios.
El otro día, haciendo tiempo para ir al baño, encendí la tele. Aparecía un programa de aparente debate entre ‘corraleros’ que se gritaban acerca de no sé qué novio de no se qué famosa. Decían tales barbaridades que me quedé absorto, abducido. Cuernos, operaciones de estética, hijos repudiados y exclusivas de revistas del corazón.
Cuando la ducha quedó libre mi pareja se acercó, me quitó el mando a distancia, apagó la tele y me dijo:
‘Venga, vete a la ducha’.
Con mucha agua caliente, casi hirviendo, me planteaba hasta qué punto hay gente vulnerable a que trafiquen con sus más bajos instintos.
Anoche murió Ernesto Sábato y yo me pregunto ¿qué porcentaje de la población española conoce la trayectoria de este hombre íntegro?
2 comentarios:
La cultura, el arte, el conocimiento...son temas que hoy en día parecen que no interesan porque no tienen audencia; cuanto tiempo hace que no existe en la parrilla televisiva un programa musical en "prime time"; Los conciertos de La 2 a las tantas de la noche...Menos mal que nos la TV pública con sus documentales, concuros culturales, Redes, etc etc..
Un buen revulsivo a esa basura que ,como bien dices, es hipnótica en su capacidad de matar neuronas.
Intelligent Kisses
Lo peor de todo es que esa forma de ver, sentir y vivir la vida se estádistut instaurando en silencio en nuestra sociedad, sin que podamos hacer nada... Lo de quejarnos y manifestarnos está en desuso, ya sabes. Un abrazo.
Publicar un comentario