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jueves, mayo 03, 2012

Semáforos

No hay peor defecto que no saber reconocer los propios.

Cuando me refiero a mi tierra como una sociedad con mucho que mejorar en civismo, hay quien se mosquea y sale por peteneras con argumentos como la sapiencia del pueblo andaluz, la nobleza del carácter español o poniendo el acento en defectos de otros pueblos.

Todos esos rodeos para enfrentar la autocrítica se te vienen abajo cuando te paseas por una de nuestras ciudades: Somos especialmente insolidarios.

No vivimos entre una ciudadanía educada para guardar respetuosamente cola, ceder el paso, bajar la voz en lugares públicos, llegar a la hora a las citas o mantener limpias las calles.

El ejemplo más palpable de nuestra falta de respeto a las normas se observa conduciendo. Aquí tú eres el primero, luego vas tú y después tú, como si los coches no llevaran dentro seres humanos, ciudadanos que pueden tener la misma o más prisa que tú por llegar a algún sitio.

Es sangrante la falta de respeto a las normas, pero especialmente significativo es el acelerón cuando ya el semáforo se ha colocado en rojo.

Lo malo es romper ese círculo. Los hijos que van en la trasera de un coche donde los padres conducen como kamikazes entienden que un disco en rojo implica acelerar, pese a quien pese.

Si de pequeños observamos que tras terminar un paquete de cigarrillos se tira éste al suelo, que un perro hace sus necesidades donde le apetece, independientemente de que por allí paseen vecinos, o que en un bar hay que hablar a gritos aunque haya gente comiendo tranquilamente a tu lado, no podremos progresar.

Somos lo que somos, mucho hay de bueno en nosotros, sí, pero no querer ver los defectos que nos acompañan, graves e insolidarios, es no querer progresar en este trozo del mundo en que un día tuvimos la suerte de amanecer.

1 comentario:

Melvin dijo...

Cuánta razón tienes, pero exceptuando el norte de España, que es más Europeo en ese sentido, el resto es incívico y poco tolerante, vividores de la inmediatez. Habla un valenciano que sabe que existen alternativas a lo que ve diariamente. Un abrazo.