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salvador-navarro.com

martes, septiembre 13, 2011

Barcelona

La ciudad, monstruosa, era un gigante que se abría en dos cuando yo la atravesaba por vez primera camino de Bañolas, en uno de mis viajes como remero.

Era hora punta y la Diagonal se hacía interminable, los autobuses iban cargados de trabajadores y estudiantes apelotonados. Yo tendría quince o dieciséis años y el descubrimiento de la ciudad supuso un shock.

No llegamos ni siquiera a parar. Tal como entramos, salimos, y durante mucho tiempo quedó en mi retina esa visión impactante que me hacía pequeño en mis proyectos de vida adolescente.

Allí he vuelto tantas veces que para mí existen ya decenas de Barcelonas, como corresponde a la majestuosidad de ciudad total en que los siglos la han convertido.

Conozco la Barcelona crápula, la mestiza, la currante, la política, la de los arroces en la Barceloneta, o los cursos de robótica, la de Nissan en la zona franca, la de las Olimpíadas, la del Museo de Arte Contemporáneo o la de los bares de jazz.

Aquélla que sale en los telediarios, la Barcelona por la que nos preguntan cuando estamos recorriendo Europa, la del cine, la de las novelas de posguerra, la anarquista de principios de siglo, la luchadora, la snob, la sórdida y la coqueta.

A ningún españolito se nos puede sustraer de soñar con esta urbe cercana, capital de la modernidad y la vanguardia.

A Barcelona hay que quererla porque, como todo miembro de la familia 'fashion' y emprendedor, perverso y atractivo, detrás de esa fachada real de fortaleza hay una necesidad de afecto.

Desde el resto de España deberíamos mimarla más, porque nos ofrece demasiado como para que podamos permitirnos el lujo de que se nos aleje.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo quiero decirte que sintonizo más con muchas de esas Barcelonas que citas que con la Sevilla "oficial" que se me hace a veces tan invivible. Menos mal que tras la oficial está la que tanto nos gusta y que poco a poco intenta abrirse paso contra el monolito.

Salu2

Fernando

Anónimo dijo...

Cariñosamente conocida por los barceloneses como "Barna", es sin duda y con gran diferencia la ciudad española que más me atrae...

Por cierto, la próxima semana es una buena oportunidad para conocer la Barcelona cultural y tradicional en sus fiestas de la Mercè....este año no me las pierdo...

Un saludo
Rivo
PD: Enlace -> www.bcn.cat/merce/ca/index.shtml

Anónimo dijo...

Yo sueño con una Andalucía mejor, más emprendedora, más formada, mas capaz. Sueño con una Sevilla a la que mimemos todos los sevillanos, y que nos haga sentir orgullosos de serlo.

Barcelona. Una ciudad más del resto de España, al mismo nivel de Cuenca o Zaragoza. ¿Hay algún barcelonés/a que mime, quiera o sueñe con Sevilla?

Anónimo dijo...

Respuesta a la pregunta de anónimo: te puedo asegurar que sí.

Anónimo también.

Anónimo dijo...

Y tanto que sí...hay muchos barceloneses que miman, quieren y sueñan con Sevilla, entre otras cosas porque allí viven muchos sevillanos que emigraron hace más de 40 años...

Salvador Navarro dijo...

No creo que haya que ser emigrante andaluz para querer a Sevilla desde Barcelona, ni yo tengo que justificarme en ningún antepasado catalán, que no tengo, para decir que me gusta Barcelona con locura y que quiero lo mejor para ella

¡Quitémonos la boina!

Anónimo dijo...

Barcelona fue siempre la puerta que daba Europa.En elfranquismo era un oasis cultural. Es la Barcelona de Mendoza,Barral, García Márquez, Vargas Llosa, Vázquez Montalbán y Mercé Rodareda etc..Es también la Barcelona de la lucha sindical y de las primeras huelgas contra el régimen.Los Juegos Olímpicos(dicen que los mejores de la historia) sirvieron para ponerla a nivel de las grandes metrópolis del mundo:sin embargo me temo que en los últimos años la ciudad se está estancando.La clase dirigente nacionalista no es capaz de ver más allá del Tibidabo.Se cierran puertas a excelentes profesionales por no hablar catalán.Se llega al ridículo cuando se utilizan traductores en el Parlament para recibir un grupo de diputados mexicanos...Mal camino es ese ,para que la ciudad siga siendo lo que siempre fue. A Barcelona, le ocurre como a la gente guapa, de tanto repetirselo, termina por creese perfecta y mira a los otros con cierto desprecio.
Efectivamente,algunos se tienen que quitar las boinas, pero no son pocos los que tienen que quitarse la barretina y comer menos butifarra.
Me gusta Barcelona, pero la quiero acogedora,tolerante y que no desprecie lo que viene del sur del Ebro.
T´astim molt,maca.

ANTÍPODAS.

Anónimo dijo...

Me parece perfecto que haya personas a las que le guste Barcelona, yo no diré que a mí me disguste.
Lo que no me parece tan bien es que "el resto de españa deberiamos mimarla más para que no se nos aleje". ¿Por qué debemos mimarla para que no se nos aleje? Para mí seguirá estando a 1000 kms de mi casa, y podré seguir visitándola cuando quiera, sea la Barcelona española, francesa,catalana...
¡ahí es donde debemos quitarnos la boina!

Yo quiero con locura a mi vecina Córdoba, por mil cosas.

Anónimo dijo...

Yo ya quiero a Barcelona, como quiero al mundo, pero si necesita cariño la querré más aún.
Saludos.

Pablosky dijo...

Está muy bien pintarnos esta Barcelona "fashion" pero con todo los respeto hacia esta ciudad maravillosa hay un lado gris que huele a rancio, intolerante y provinciano al que no haces referencia. Desde mi punto de vista son los catalanes los que se cierran al resto de España y no al contrario.
El ejemplo más evidente es el uso de la lengua catalana como una herramienta de condicionamiento social y de distinción. A pesar de venderse como adalid del republicanismo y la tolerancia se ejerce un totalitarismo político para impedir el uso del castellano e influenciar en la enseñanza para ir progresivamente creando nuevas generaciones de autonomistas acérrimos. Porque la enseñanza puede ser utilizada como la herramienta más eficaz para manejar y manipular a la sociedad.
Coincido con Anónimo: La clase política tiene esta responsabilidad: hace unos días oí en la radio que apenas había dinero para pagar la sanidad pero que se´seguían abriendo nuevas embajadas. Qué disparate ...
Por cierto, tengo mucha familia en Cataluña y me encanta Barcelona también; pero en estos tiempos no pueden quejarse de la imagen que dan.
Sobre la imagen de Andalucía y Sevilla prefiero no hablar; seguramente saltaré en otro blog ...

Anónimo dijo...

Como Barcelonés enamorado de Catalunya, de Andalucia, de Cantabria, de Asturias os puedo decir que lo que más anhela Barna es respeto. Nunca se me ocurriría decirle a alguien de Cadiz como tiene que vivir o que hablar, no entiendo como alguien quiere imponerme como debo hacerlo yo. Aspiramos a ser ciudadanos y socios, no esclavos ni subditos, esto es lo que no se entiende en este tiempo de insultos, amenazas y desplantes. Respeto.