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viernes, junio 10, 2011

Máximo

De este humorista gráfico, Máximo, retuve una frase que me pareció redonda: hay determinados conceptos que criticaré o defenderé, a muerte, según las circunstancias.

Uno de ellos es el pragmatismo, del que me siento ferviente partidario mientras no me dé por pensar justo lo contrario.

Soy un tío pragmático, sí. Lo considero, además, una de mis principales virtudes, siempre que no me convenza de pensar que es ése uno de mis puntos flacos.

Pragmatismo en cuanto a practicidad, ver la vida como es e ir al grano respecto a las decisiones que tomar.

Sea a la hora de embarcarse en un préstamo, decidir una movilidad en el trabajo o hablarle sin tapujos a un ser querido.

Lo aplico al trabajo, a mis amistades o, incluso, a mis proyectos. Ser directo, tener sentido común y mano izquierda, atacar los conflictos sin enredarse en precisiones que te lleven a bloqueos paranoicos.

Me aburre la gente que se recrea en sus discursos, que discute sobre el método de discusión.

Las cosas son más sencillas de lo que pensamos.

Es peligroso, pienso, darle una vuelta a todo. Pensar que tras un guiño sano hay toda una historia de perversiones.

Me asustan los rodeos, los recovecos y las frases entreveradas.

Sin embargo hay días, como a Máximo le ocurriría, en que pienso que soy demasiado arisco, directo, controlador o mercantilista.

¿Hay que atacar nuestra existencia con sentido práctico? Respondería que no, si no fuese porque pienso que sí.

4 comentarios:

PABLOSKI dijo...

Bueno, coincido contigo en la filosofía del pragmatismo. Pero los pragmáticos debemos siempre luchar por no caer en la precipitación ni en la improvisación. Es un equilibrio que no debemos perder.

Anónimo dijo...

Querido bloguero:

Asumo totalmente tus palabras.En la vida hay que ser pramáticos y afrontar los problemas,las decisiones se han de tomar de manera directa.
Hace unos años tuve que someterme a una operación quirúrjica muy delicada.En principio había dos opciones: no operar y perder parte de la movilidad en una pierna o bien operarme y correr el riesgo de que la intervención no saliera bien y quedarme cojo .Tras consutlar a varios especialistas,opté por la operación.Lo tenía claro, si quiero vivir como antes, quirófano.El asunto salió bien y 17 años depués llevo una vida normal.Ese fue mi punto de salida para el pragmatismo.
Por supuesto que como dice Pabloski, no debmeos caer en la precipitación ni en la improvisación.

Un abrzo. ANTÍPODAS

Anónimo dijo...

Conozco pragmáticos que, por serlos, nunca están dentro del territorio de lo que ellos consideran la felicidad. Conozco, aunque sea en la ficción, a gente antipragmática, como Hamlet (personaje de un colega tuyo), que tampoco eran felices. Por tanto, en mi opinión y respondiendo a tu cuestión, se como quieras, pero nunca digas no a los buenos momentos por ese sentido práctico del que hablas…..puedes llegar a no saber nunca lo que puedes perderte en la vida por no dar un rodeo camino de tu casa, de tu trabajo o de tu destino.

Saludos
Montgeront

Anónimo dijo...

Creo que esa estupenda escala de grises que hay entre el blanco y el negro debe ser un teritorio siempre a explorar y a explotar.

Salu2

Fernando