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martes, agosto 03, 2010

Lo sobrio

Lo austero.

Sé que cada persona es un mundo y que cada uno de nosotros encuentra su camino por direcciones diferentes hacia la zanahoria eterna de la felicidad.

En mi caso, yo encuentro el sendero hacia la satisfacción personal en lo sobrio, lo poco adornado ni barroco. Hablo de la superficie y el contenido, de las actitudes ante la vida y de la vivienda en la que habito, de los libros que leo, los paisajes que me gustan, incluso del diseño de este mismo blog.

Prefiero lo austero, sin renunciar a nada. Tener el alma despejada.

Tengo la teoría, seguramente desacertada, que quien tiene las paredes de su casa llena de cuadros, adornos, cachivaches, fotos, medallas, jarrones y santos, así tiene su vida. Empetada de muchos elementos no prioritarios.

Yo busco lo blanco, la luz.

Cuando estoy con un amigo, me gusta estar con él, no reunir a diecisiete con quien resulta dificultoso relacionarse. Si estoy leyendo, estoy leyendo... no quiero mantener conversaciones paralelas.

No encuentro más placer que un paseo, sólo o acompañado, por la playa. Sin necesidad de cubrir el silencio con palabras que rellenen artificialmente el espacio. Sentir las olas del mar.

Me gustan las caricias dadas con calma, una tarde entera.

Yo lo llamo sobriedad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido amigo, me siento totalmente identificado con tu reflexión pero me temo que seamos pocos los que pertenecemos al club de lo sobrio.
Hace ya algunos años me compré un coche de los llamados premium.Tenía menos de 30 años, un ramalazo de pijo de Los Remedios,ganaba un buen suelo y también cobraba una buena ficha como deportista.A los dos años el coche empezó a darme problemas,y tuve que reparar averías a cual más caras.Un poco más tarde tuve que sufrir una intervención quirúrgica delicada.Me vi obligado a dejar el deporte profesional.Pasé cerca de dos meses encamado lo que me permitió estar horas y horas reflexionando sobre mi vida.Una de mis conclusiones fue darme cuenta de la inutilidad de lo superfluo, de los excesos.A partir de entonces cambié muchos de mis valores...Ahora tengo 45 años, tengo un utilitario de gama baja, me llaman hippy y para colmo me han recortado el sueldo...Me gusta ser sobrio. Un abrazo.

ANTÍPODAS, EN LA ANTILLA.