Recuerdo ese jefe al que alguien de su equipo, un tipo competente y comprometido, le solicitó un cambio de horario.
—Acaban de ingresar a mi madre por un problema grave, voy a quedarme esta noche con ella. Si le parece mañana entro dos horas más tarde y las recupero en el siguiente turno.
Su encargado le respondió:
—A mí no me vengas con historias personales. Tú entras a tu hora y punto.
Hablo de una empresa enorme, donde los trabajadores tienen consolidados sus derechos y hay medidas de flexibilidad que se pueden adoptar ante situaciones como estas.
Cuando llegó a mis oídos esta historia, ya no necesité, ni quise, saber más de esa persona.
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