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sábado, marzo 16, 2024

Histéresis

No puedo negar que la carrera de Ingenieros fue un episodio duro.

Huérfano de madre a pocos días de comenzarla, atormentado por mi sexualidad, estudiar esa carrera era una condena más en la que sentía que hacía lo que los demás esperaban de mí, no lo que yo deseaba.

Fue un período tormentoso al que trataba de buscarle rendijas por donde asomarme al mundo futuro que sí quería vivir, de ahí que jugara a darle un enfoque a unos estudios tan fríos con una visión humanista, y así aprender de la vida, de modo que me empezaron a emocionarme algunas asignaturas, como las ecuaciones diferenciales o la física electrónica.

Hay dos términos que retuve para siempre, la entropía y la histéresis, tan fácil de explicar el primero como complicado el segundo, si no es a base de fórmulas.

La entropía viene a ser aquella ley física que viene a confirmar que tendemos siempre, sin excepción, al desorden. Nunca, jamás, se vuelven a dar las mismas circunstancias en la vida. La repetición total no existe. ¡Y cuántas veces no me habré lamentado de ello!

La histéresis, por su lado, la siento día a día, pero nunca he sabido explicarla, hasta que el otro día la visualicé.

Aunque sean los mismos metros de distancia, no hay la misma emoción antes y después de un abrazo, cuando estás a diez metros de esa persona a la que quieres abrazar, que a diez metros de ella cuando ya te ha achuchado.

Eres otra persona en el mismo lugar.

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