Tal vez por esa primera condición, la de mi sexualidad, soy especialmente combativo por la segunda, la igualdad entre hombres y mujeres.
Por mucho que quieran deformar el discurso los que abanderan las críticas contra ese movimiento, tachándolo de guerra soterrada contra el hombre, el fin último de la liberación de la mujer es vivir en una sociedad de iguales, donde todos, sea cual sea el sexo y la sexualidad, vivamos con dignidad.
No hay causa más justa que la feminista, porque nos involucra a todos por igual en el objetivo más noble, el respeto profundo a nuestros semejantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario