Enamorado como soy de la pasta, la restrinjo al máximo para no pecar.
Enamorado como soy de Italia, no hay menú que se precie allí donde la lasaña, los tagliatelle o las pizzas no sean platos principales.
Teniendo un cuñado veneciano, sé bien que no entra en la cocina si no es para preparar alguna de esas especialidades italianas.
Me falta una variable en esta ecuación. Si tan evidente es ese estigma, ¿por qué los ciudadanos de ese país no tienen peor salud o calidad de vida?
Las realidades científicas son más defendibles con ejemplos concretos.
¿Qué es lo que se me escapa?
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