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salvador-navarro.com

sábado, julio 13, 2013

Inteligencia

Me mosquean las personas inteligentes y pesimistas.

Hay razones sobradas para justificar que el mundo no funciona, para desconfiar de la naturaleza humana a partir de ejemplos concretos que podrían configurar un escenario estadístico irreprochable para confirmar que no hay futuro.

La grandeza de nuestra existencia es precisamente la de que podemos encontrar igual número de argumentos para rebatir esa idea, con experiencias concretas, cercanas o de telediario, que nos invitan a pensar en un mejor porvenir para el ser humano.

El principal objetivo de una persona inteligente debiera ser la búsqueda de la felicidad, porque no es inteligente aquél que se martiriza explicando el sinsentido de las cosas, ya que habría perdido el principal argumento para justificar sus ansias de saber: su propia motivación personal para crecer como persona.

¿Qué nos queda si no luchamos por encontrar siempre la luz al final del túnel?

A pesar del enorme atractivo que supone para mí una persona astuta, perspicaz, lista y capaz, prefiero mil veces a una persona simple optimista que a un lumbreras peleado con la vida.

2 comentarios:

Sharly dijo...

Como siempre me encanta tu forma de pensar Salva. Tu razonamiento me ha recordado una historia en la que el pesimista siempre abandonaba por que no tenía confianza ni en sí mismo ni en los demás... por su parte el optimista siempre lo intentaba una vez más y antes o después lograba su objetivo. ¡Rodeáte de optimistas Salva! Ellos son los que promueven todos los grandes descubrimientos que ha hecho la ciencia... salvo el acero inoxidable, pero esa es otra historia. Un saludo.

Dol dijo...

Hace unos cuantos años me di cuenta de que tampoco me gusta esa supuesta inteligencia que huele a muerto.
El mundo dicen que es una mierda pero casi siempre quien lo dice hace muy poco para ayudar a que no lo sea.
Abrazos.