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salvador-navarro.com

miércoles, abril 04, 2012

Borrego

Hay discursos construidos de forma tan miserable que confirman que quien los realiza no puede tener otro objetivo que la manipulación de los demás.

Esa es mi opinión respecto a los razonamientos perversos que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, expone en el Congreso respecto a la involución prevista en la ley del aborto. Y digo bien involución, como 'detención y retroceso de un proceso evolutivo', el proceso del avance en los derechos sociales de la ciudadanía.

Alucino con la obsesión de las clases más conservadoras por introducirse en las decisiones íntimas de los ciudadanos tratando de imponer el prisma de su propia ética o religión.

Sí, el tema del aborto es una cuestión sensible, donde se pueden expresar libremente posiciones encontradas. Aún así, la sociedad occidental en la que vivimos ya ha dado pasos suficientemente consensuados para aprobar el hecho de que un aborto controlado bajo determinados parámetros médicos en plazos razonables no puede ser motivo de delito, ni a la mujer se le puede castigar ni señalar con el dedo por decidir interrumpir su embarazo de forma voluntaria en esas condiciones.

Pues bien, ese paso dado en la dirección razonable, tal como lo aplican las grandes democracias civilizadas de nuestro planeta, va a tener que desandarse en España porque un lobo con piel de borrego utiliza argumentos indefendibles para volver a tener que colocar a la mujer en el foco de la sospecha, teniendo que contar mentiras para poder subsanar el crimen de haberse roto un preservativo, de no haber controlado una situación de riesgo o de haber descuidado los métodos anticonceptivos. Tendrá que convencer al médico de que ese futuro hijo le provocará transtornos psiquiátricos poniendo cara de puchero para corroborar que no volverá a 'pecar'.

Porque, según nuestro ministro, las mujeres abortan sin querer hacerlo, obligadas por una violencia estructural de nuestro sistema económico que las lleva a tener que renunciar a sus sueños de maternidad por mantener un puesto de trabajo.

Y se queda tan pancho.

No sólo eso, sino que identifica a la buena mujer como aquélla que lleva a buen término su maternidad, como si una mujer no pudiese ser completa si no trae una criatura a este mundo.

Lo dicho, aplicar su sentido beato de la existencia humana al conjunto de los ciudadanos de un país.

¿Cuáles son sus propuestas de cuento de hadas?, ¿un servicio de asistentas celestiales para apoyar a las madres mileuristas solteras hasta que el niño vaya a la universidad?

Y habla de violencia estructural contra la mujer quien pertenece a un gobierno que acaba de aprobar una reforma laboral que fragiliza aún más las protecciones y derechos de los trabajadores (y trabajadoras).

Hoy se nos explica que en los Presupuestos recién aprobados se suprimen las ayudas a las escuelas maternales para niños de menos de tres años.

Coherencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pronunciarse sobre el aborto resulta cuanto menos muy delicado porque intervienen la moral individual y en muchos casos las creencias religiosas.

En cuanto a la propuesta de Gallardón,según el mismo dijo formaba parte del programa electoral del Partido Popular, y ahí está su mayoría absoluta.
Pienso que en determinados niveles sociales muchas mujeres pueden temer un embarazo: pérdida de empleo, de promoción social, imposibildad económica de mantener un hijo.
Personalmente no me parece bien el aborto,pero evidentemente tiene que haber una ley que lo regule en múltiples aspectos.
Por otro lado también tiene que haber leyes que amparen a aquellas mujeres que deseen ser madres.Las condiciones laborales,económicas o familiares no deben ser un impedimento para llegar a la maternidad.
Me temo que será imposible que nuestros diputados lleguen a un acuerdo sobre el asunto.

Que Gallardón es un tipo muy conservador, pues claro que sí. Es ahijado político de Fraga,aunque EL PAÍS lo estuvo presentando durante muchos como centrista. Se trataba de catapultarlo como sustituto de Rajoy tras su 2º revés electoral.Gallardón el liberal y Espeanza Aguirre " la ultraconservadora". A los del mester de progresía Gallardón les ha salido " rana ".
En cuanto a la coherencia polítca, eso no sé dónde lo podemos encontrar.El antecesor de Rajoy nos prometió, en plena crísis, que en cuatro años alacanzaríamos el pleno empleo, y fíjate dónde estamos.
De los políticos no te creas nada, sean del color que sean.

Un abrazo. Antípodas.

Melvin dijo...

La sensación pasmosa de intervención anti-social sobre la ciudadanía es proporcional a la pasividad con la que vivimos los últimos acontecimientos... Ya hay suficientes argumentos para paralizar el sistema, sin embargo la mayoría absoluta pesa y todo lo que hacen y dicen "es por nuestro bien". Así pues, confiemos ciegamente mientras nos la meten doblada y cuando sea irreversible lloremos, más si cabe, porque las promesas se volatilizaron y del sueño de nuevos brotes quedaron en nada. Cuánto cinismo descarado. Un abrazo.

Jose Maria Saborido dijo...

La pérdida de libertades es abismal, porque no solo se trata de aborto si o no (que también), sino de poder elegir lo que es oportuno en un momento dado, esto no es mas que decidir si abortar o no (pero poder hacerlo), por razones multiples, estas cuestiones las proporcionan una madurez democrática, inexistente hoy en día. Por no comentar el hecho de que sea siempre un grupo de hombres, pertenecientes a la iglesia o no (fundamentalmente si), los que determinen los derechos de las mujeres con el mas absoluto desconocimiento y sin dejarles opción.


Como siempre Salvador muy acertado con tus reflexiones.