Cuenta mi padre que, montado en el autobús, se levantó del asiento para dejárselo a un anciano que apenas podía andar. Éste, orgulloso, le rechazó el ofrecimiento:
-¡Pero si usted es más viejo que yo!
El otro día, probándome una camisa, comenté:
-No me pongo esto ni muerto. Parezco un señor de 40 años.
Y tengo 44...
2 comentarios:
Me ha gustado, pero si te vas a pasar al haikú, avisa.
;-)
Fernando
Salva, la edad es un estado mental.
Bsote
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