En mis años parisinos solía quedar con gente del trabajo para cenar, compañeros que pasaban por la ciudad y a los que me hacía ilusión reencontrar y enseñarle nuevos sitios de un París que iba descubriendo en solitario.
Un día recibí una llamada de un empresario que solía trabajar para Renault. Un hombre afable.
Cenamos en Bastilla. Me hizo un repaso por toda su trayectoria laboral hasta haber llegado al punto en el que se encontraba, con un proyecto bien encarrilado y mucha gente a su cargo.
Dimos un repaso a las amistades comunes, a mi puesto de por entonces en la central de la empresa y a mi vida en la ciudad.
Le comenté que estaba encantado de haber dado un sí rotundo cuando me ofrecieron la posibilidad de salir de mi país por unos años, por lo que suponía de confianza depositada en mí, de posibilidad de hacerme con otro idioma y de vivir en una ciudad tan hermosa como aquélla.
Entonces él, señor mayor ya entrado en los sesenta, me habló de sus primeras visitas a la ciudad, cuando joven.
'París era otra cosa. Daba gusto viajar. Ahora está llena de negros que la ensucian'.
Menos mal que la cena estaba acabando. Le hice notar manifiestamente mi incomodidad y no le acepté una copa.
Un día recibí una llamada de un empresario que solía trabajar para Renault. Un hombre afable.
Cenamos en Bastilla. Me hizo un repaso por toda su trayectoria laboral hasta haber llegado al punto en el que se encontraba, con un proyecto bien encarrilado y mucha gente a su cargo.
Dimos un repaso a las amistades comunes, a mi puesto de por entonces en la central de la empresa y a mi vida en la ciudad.
Le comenté que estaba encantado de haber dado un sí rotundo cuando me ofrecieron la posibilidad de salir de mi país por unos años, por lo que suponía de confianza depositada en mí, de posibilidad de hacerme con otro idioma y de vivir en una ciudad tan hermosa como aquélla.
Entonces él, señor mayor ya entrado en los sesenta, me habló de sus primeras visitas a la ciudad, cuando joven.
'París era otra cosa. Daba gusto viajar. Ahora está llena de negros que la ensucian'.
Menos mal que la cena estaba acabando. Le hice notar manifiestamente mi incomodidad y no le acepté una copa.
4 comentarios:
¿Incultura = racismo?
Creo no hace falta respuesta. La historia lo ha demostrado y lo vivimos en la actualidad, pero lo que es peor la sociedad sigue permitiendo la diferencia de generos por el color de la piel y estrato social al que pertenecen.
Miguel
Creo que en general se trata más de clasismo que de racismo.
Pienso, y así lo he podido constatar, que en Francia existe una doble moral con este asunto. Te contaré una anécdota cuando nos veamos.
Salu2
Fernando
Tendrías que haberle recordado a este señor que muchos de los que limpian París son compatriotas suyos negros.Y recordarle que también muchos de sus compatriotas de origen africanos,han luchado en los conflictos en los que ha participado Francia.También muchos negros defienden la tricolor en la selección francesa de fútbol, en atletismo, tenis, etc....Los hay con altos puestos en la admnistración, el ejercito o la policía.¿También pensará lo mismo este impresentalbe? Francia desde siglos es tierra de acogida.Entre los franceses de hoy muchos descienden de polacos,italianos,españoles,africanos, caribeños o asiáticos. Guste o no guste a este tipo y a algunos franceses,ésa es la Francia actual.
Un salut. ANTÍPODAS.
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