Hay un término muy utilizado en Economía y, más concretamente, para explicar los atrasos de España: La productividad.
Se dice, por un lado, que los convenios colectivos que se firman impiden avanzar en este concepto porque independiza los resultados de una empresa de la política salarial de la misma.
Entiendo que una política progresista, y progresista me siento yo, no debería obcecarse en considerar que esa petición es dominio exclusivo del conservadurismo más capitalista.
La virtud tiene que estar precisamente en que los que creemos en la redistribución de la riqueza y las políticas sociales reivindiquemos la palabra productividad.
Porque para repartir riqueza primero hay que crearla.
Olvidémonos de la empresa privada y de España. Vayamos a la Escuela pública en Finlandia. Allí se trabaja y se valora al profesorado en particular, y al centro escolar específicamente, por su rendimiento.
Tenemos que ser pragmáticos y entender que nuestra evolución salarial debe ir unida de algún modo, cuantificable, a los resultados, por un lado de mi trabajo y por otro de los de la empresa, el consorcio o la institución en que yo esté integrado.
No se puede permitir que una parte importante de nuestro funcionariado sea indolente porque tenga integrado que, pase lo que pase, llegará la misma nómina a fin de mes. Ni que un trabajador escaqueado de una multinacional reciba el mismo reconocimiento que el que saca con gallardía sus tareas adelante.
Si queremos una sociedad fuerte, cohesionada y justa tendremos que eliminar determinadas inercias que nos hacen aportar menos de lo que podríamos a su riqueza y, en consecuencia, al bienestar nuestro, de nuestra familia y nuestro entorno.
La izquierda a veces ha equivocado el mensaje pensando que protegía al trabajador y, sin embargo, lo adocenaba.
Establezcamos reglas, justas, que recompensen al que más se moja, desde la más impecable defensa del trabajador.
Seamos inteligentes, entendamos que nuestro futuro está en juego y encontremos fórmulas que nos hagan crear riqueza. No para unos pocos, sino para repartirla a partir de unos impuestos justos y progresivos.
3 comentarios:
Es que cuando se es además de progresista, razonable e inteligente, el discurso que sale es este que acabas de escribir. El otro discurso sale cuando sólo se es progresista.
Salu2
Fernando
Pues sí , pero ya te habrás dado cuenta de que hay palabras y / o conceptos que sólo por pertenecer a un determinado ámbito, esto es , por ser jerga asociada a algo (por ejemplo , capitalismo) no se pueden ni pronunciar .
Lo cual demuestra una vez más que falta inteligencia.
Es lo que yo digo.
Un chabolo en medio del campo totalmente aislado de cualquier grupo humano de más de siete individuos.
Jeje.
Un beso.
Leer esta entrada me ha hecho recordar una frase de Indro Montanelli que creo que tiene mucho que ver con la falta de productividad: el burdel es la única institución italiana donde la competencia es premiada y el mérito reconocido.
Una empresa que no premia y que no incentiva, que trata de forma parecida al trabajador comprometido y al gandul aprovechado, acaba creando desidia, desgana: improductividad.
Salu2
Fernando
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