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salvador-navarro.com

jueves, diciembre 09, 2010

Quererse

En los tiempos actuales hay un mensaje que se extiende como una mancha de aceite: 'Quiérete'.

Tengo amistades casi perdidas que han acudido a psicoterapias de las que el primer mensaje que retuvieron fue: 'tú, primero tú y luego tú'.

Porque si no te quieres a ti ¿cómo vas a ser capaz de ofrecer amor a nadie?

¡Cuánta verdad hay!

El problema, creo, es la simpleza con que la gente entiende esa aseveración.

Quererse.

Yo entiendo la madurez precisamente como eso, como saber quererse a partir de todo lo contrario a establecer barreras en que tú te encuentres en el centro del universo, de tu 'Yo' con mayúsculas.

Uno de mis mayores defectos 'históricos' ha sido el de la susceptibilidad. Tomarme todo comentario mínimamente crítico como afrenta personal, no saber encajar las bromas bienintencionadas, desasosegarme por un mal gesto, una mirada oblicua, un silencio a destiempo.

La madurez, en mí, ha sido fundamentalmente mandar a freír espárragos la susceptibilidad. Soy más persona cuánto más cancha tengo para aguantar carros y carretas y sonreír. Relativizar los cabreos de la gente que me importa y entender que la vida son dos días.

Mi 'Yo' es importante desde el momento en que entiendo que soy una persona social, que vivo en un mundo interrelacionado y que mis fortalezas las sostienen no mis barreras hacia el 'Otro' sino mi capacidad de entender en el 'Otro' a mí mismo.

6 comentarios:

Alforte dijo...

La utoestima muchos con la confunden con el egoísmo.
Creo que lo más importante para las relaciones sociales equilibradas es el desarrollo de la empatía, como bien indicas en el desarrollo final de tu entrada.

Yo huyo de las personas que no poseen esta cualidad.

Bsote

Unknown dijo...

Para mí la palabra es "amarse".Amar a lo divino,a lo sagrado que hay en mí y, desde ahí ,amar a los demás y ver lo divino y sagrado que hay en ellos/as.Aunque lo que suele ocurrir es todo lo contrario,nos "machacamos"constantemente con comentarios que nos salen en automático,cómo:!yo no sirvo para eso!,!mira que soy tonto!,yo, cómo soy jilipoyas ,todo el mundo abusa de mí!seré torpe!y así una larga lista casi interminable que sólo hace que la frustación se apodere de nosotros y por ende el amor y el reconocimiento hacia nosotros mismos" brille por su ausncia" con lo cual casi imposible que seamos benevolentes con los demás.Así que ,ahora te digo que gracias a que me amo un poquito, te amo a tí por lo que eres. Besos amorosos.Mela

Anónimo dijo...

Quizá madurar bien, sea intentar ser mejor persona cada día.


Un abazo. ANTÍPODAS

Arezbra dijo...

Si hay algo que me queda claro según crezco es que hay que estar solo para anhelar compañía y que cuando se esta acompañado no puedes vivir como lo hacías cuando no tenías a nadie con quien vivir. El "yo" en mi caso puede con el "nosotros" pero como bien dices no tiene porqué significar que sea un egoísta. Yo también maduro en el respeto y la empatía, es la mejor forma de envejecer y de no creerse único.

Un beso, compañero!

Loli Pérez dijo...

Estupenda reflexión, Salvador. En esta sociedad que vivimos cada día se incentiva más el individualismo y son más complicadas las relaciones sociales.

B7s
L;)

Anónimo dijo...

Al hilo del comentario de Alforte a tu estupenda reflexión. Precisamente las personas más generosas que conozco son las que mayor autoestima tienen. Esas personas han encontrado que el placer de dar es inmensamente mayor que el de recibir y retener.

Salu2

Fernando