Por circunstancias de viajes y mudanzas, este otoño-invierno he tenido menos visitas de las que yo hubiera querido de mi sobrino Iván.
El día que llegué de mi viaje por Asia, le traje tantos regalos y estaba tan excitado con su cucaracha robótica japonesa, su cabeza de spiderman tailandesa o el soldado galáctico hecho con cables de acero que no se acordó de otra cosa.
Hace poco estuvieron de nuevo mi hermana y el enano, a punto de cumplir los ocho años. Con Raquel siempre tengo mucho que hablar y nos preparamos un par de cervezas mientras Iván recorría la casa, investigándolo todo.
Nos dio una tregua de diez minutos antes de preguntarme por la wii.
La wii nos la regalaron por un cumpleaños y sólo la utiliza Iván. De hecho, las aplicaciones que compro son las que él me pide, como la de Lego Batman. Es más, no tengo ni idea de cómo jugar con él porque sus explicaciones son aceleradas e impacientes. ¡Menudo torpe que es mi tío!
Tras sacar un atún y unos quesos, Iván se plantó. Me agarró de la mano y me llevó al mueble donde se suponía debían estar los mandos del aparato.
-Pero, Iván, no tengo ni idea dónde están los mandos, ¿no te das cuenta que yo sólo utilizo la wii cuando vienes tú?
Él se me quedó mirando y, rápido, contraatacó.
-¿Y es que tú no te das cuenta de que yo estoy aquí?
3 comentarios:
jajaja
qué bueno...
es que tú también ...acaso no viste que ÉL estaba ahí?
jeje.
Qué bonito post .
Besos.
Claro, tito! Es que hay que explicártelo todo...ainsss!!!
Tengo unas ganas de tener un nano correteando por mi casa. A ver si mi hermana se decide, sé que se parecerá a mí. Mi hermana y yo somos dos gostas de agua.
Me ecanta la desverguenza de los niños!
Un beso
Eso es lógica aplastante y lo demás tonterías. Y que no seamos capaces de ver esas evidencias!
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