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miércoles, septiembre 08, 2010

Sol

Saliendo esta tarde del trabajo, a eso de las seis, caía el sol de plano en esta Sevilla que habito.

Los que aquí vivimos llevamos tras nosotros, casi como maldición, ese sol enfurecido que amenaza con volvernos desierto de Arizona en este mundo cambiante de contaminaciones, poco respetado, que se acalora a marchas forzadas.

Sin embargo yo, sin defenderme absurdamente de las críticas a mi tierra, disfruto del sol.

El cielo azul de Sevilla, que tantos meses dura, me da vida.

Es, para mí, una alegría convivir con esa certeza de luz infinita en la que llevamos moviéndonos casi toda nuestra existencia. Cuando estoy enfermo, alicaído o estresado pienso en días plenos de luminosidad para buscar la vida con mayúsculas, el corazón batiendo fuerte.

Sé lo que es el calor, como pocos pueden saberlo mejor que los que vivimos en esta vieja urbe.

No refuto nada, no critico a nadie, no utilizo argumentos peregrinos de provinciano ni justifico mejor vida aquí que en ningún otro sitio del mundo. Faltaría más.

Simplemente razono en la felicidad propia y pienso en lo afortunado que me siento teniendo a 'Ra' tan cerca. Fuerte, agresivo, directo, deslumbrador, potente.

2 comentarios:

Javier Márquez Sánchez dijo...

Jo, Salva, pues a mí me hacen firmar por tener a Ra más lejos durante todo el año y no me lo pienso dos veces. Me temo que soy un sevillano con termostato britanico...

Anónimo dijo...

Hola Salva,

Háblale de Ra al tio que esté enfoscando una fachada a las 12 del mediodía en Sevilla y cuéntale las bondades de la canícula sevillana...Imagínate lo que te puede largar.

Lo siento pero me quedo con el Ra que habita por Niza,por Marsella, es el mismo pero más septentrional.

ANTÍPODAS ( EN LA COSTA AZUL)