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domingo, febrero 02, 2014

Lomo

Los principios de año en las grandes empresas suelen ser el momento de recapitular lo trabajado el ejercicio anterior, analizar los resultados y comprometer los objetivos del año próximo; algo que se suele hacer, cada vez más, de forma profesionalizada, sujeta a unos estándares e individualmente, aprovechando ese rato compartido para conversar con tu jefe o los miembros de tu equipo, en un cara a cara, acerca de las dudas, reproches o ilusiones que cada uno pueda tener dentro de su carrera profesional, espacio temporal que ocupa, para los afortunados que tienen trabajo, un porcentaje significativo de su vida personal.

Resulta curioso, independientemente de las peculiaridades de cada uno, lo mucho que se quiere cada uno en esos momentos a puerta cerrada en que cada empleado se enfrenta a su jefe. Son mayoría los que ven su labor como imprescindible y, de forma general, sienten que la empresa no los valora como se merecen.

'Y aquí sigo yo partiéndome el lomo'.

A pesar de la vanidad encerrada en esa expresión y de cierto desprecio que supone hacia el esfuerzo de los compañeros, quizás sea bueno que, tanto a nivel profesional como personal, uno se sienta el centro del universo. Ese creerse indispensable los motiva más que cualquier remuneración extra o palmada de agradecimiento en la espalda. Sentir con total honestidad, aunque no sea cierto, que el mundo gira alrededor de uno.

El problema es cuando esa sensación se envenena con frustraciones personales y envidias que no tienen nada que ver con el entorno del lugar de trabajo. De ahí surge ese cinco o diez por ciento de personas que se dedican a poner palos en las ruedas de colectivos que luchan por sacar negocios sanos adelante.

En los negocios insanos o empresas explotadoras, que siendo muchas son minoría, ese razonamiento es totalmente inválido; porque es en éstas donde se necesitan empleados valientes que sepan poner límite a los abusos.

2 comentarios:

Gincrispi dijo...

La frustración te puede llevar al lado oscuro, y es allí dónde te pagan 3 euros la hora.
Saludos, Salvador.

María dijo...

Pues sí, totalmente de acuerdo. Por qué casi siempre hay entre el personal de cualquier equipo de trabajo alguien que fastidia la armonía por celos, poco compañerismo, intransigencia, etc? La condición humana, supongo.