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lunes, febrero 17, 2014

Armonía

Patría es una pedanía de Vejer enclavada en una zona de montes ondulados, muy verdes, desde la que se ofrecen miradores privilegiados desde los que disfrutar, a varios kilómetros de distancia, de la grandeza azul del Atlántico bañando las extensas playas vírgenes de Conil.

En ese lugar de difícil acceso encontramos hace años un restaurante del mismo nombre, Patría, en mitad de la nada.

Una casa blanca de planta baja, encalada, con una enorme barra abierta y escasa decoración, te recibe. Es un lugar para ir en invierno, precisamente porque el local lo regenta un joven matrimonio danés que sabe bien lo que es proteger un hogar del frío, la lluvia y la humedad.

Hace años que solemos ir allí, siempre de noche y en días en que el clima invita a no salir. Una vez que llegas te dejas llevar por la potente calefacción que empaña las grandes cristaleras que permiten adivinar, a lo lejos, las luces de Conil.

Tienen una carta corta con un cierto toque nórdico que se adivina en las salsas y los ahumados, aprovechando la calidad de los productos de la tierra gaditana.

¡Y son tan amables!

Ella, alta, rubia y de sonrisa perenne, va preguntando en un exquisito español de fuerte acento cómo se desarrolla la cena, y el estar en un lugar perdido ayuda a sentirte en un cuento. Un escenario perfecto para escabullirse de la agresividad del día a día.

Este sábado estábamos tan bien, habíamos degustado con tanto placer cada plato, un aperitivo de remolachas y frutos secos, una crema de zanahorias, mango y canela y un solomillo insuperable de carne retinta en salsa de vino tinto, que cuando Fran pidió una tapa de queso para culminar y nos dimos cuenta de que el queso no había quien se lo comiera... decidí metérmelo en el bolsillo de la chaqueta para dárselo más tarde a los animalillos del bosque y así hacer sentir a nuestra danesa plenamente feliz con sus comensales perfectos.

Hay noches en que la armonía absoluta, organizada a tu favor y sin previo aviso por una conjunción de todos los astros, no la puede estropear un mal queso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas noches Salva, has descrito tan bien ese lugar y restaurante que cuando lo he leído parecía que lo estaba viendo y casi he saboreado ese pedazo de cena. Lo del queso conociéndote no me extraña nada. Ya se que sí te guardas algo cuando vengas a comer a casa es que no ha sido de tu gusto. Je,je,je....

Un abrazo

Pepe