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sábado, noviembre 30, 2013

Intruso

El jueves se cumplieron diecinueve años desde que un 28 de noviembre del 94 entrase a trabajar en Renault.

Media vida consagrada a una empresa que me ha permitido desarrollarme como persona, con la dignidad que implica el trabajo realizado con honestidad y un objetivo social claro de seguir manteniendo tantos cientos de puestos de trabajo en una ciudad donde el paro, desgraciadamente, es moneda común.

Hay días, como el de ayer viernes, en que un ajuste de producción para llegar a fin de año con los stocks precisos, nos lleva a cerrar las puertas en un día laborable, algo excepcional a lo que no estamos acostumbrados en una fábrica como la nuestra, que cada día va ganando más proyectos y futuro.

Cuando nos regalan esos días, al menos a mí, es como si me introdujesen como un intruso en la cotidianeidad matutina de una ciudad en jornada laboral a la que no estoy acostumbrado, provocándome una felicidad infantil de puro nervio, en que quiero disfrutar de cada hora como si se me fuese la vida. Pasearla en moto, desayunar por el centro, hacer compras, recorrer las calles observándola con la ingenuidad de quien subconscientemente se ve haciendo rabona; aprovechar para correr junto al río, pasear el parque, visitar edificios históricos que sólo abren de lunes a viernes, sentirme un jubilado cuarentón en plenitud.

Intruso por un día.

2 comentarios:

Melvin dijo...

Alentador poder disfrutar de un regalo tan valioso... Me transmitiste la emoción del niño celebrando su premio intangible... Pero incalculable... Besotes.

montse dijo...

Si por un momento pudiera vivir un dia como aquellos d hace 19 años en Sevilla. Q haría? ufff