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martes, noviembre 26, 2013

Blanchett

Acudir a una película de Woody Allen siempre me ha supuesto algo más que ir al cine.

Una cita anual que no me pierdo, como tradición laica de inmersión en el mundo de este creador satírico, narrador impertérrito de la realidad humana, que no necesita salir de su época ni sus paisajes urbanos para contarnos conflictos universales donde el hombre, y sus debilidades, conforman el núcleo central de su obra.

Sin evitar nunca la sonrisa ni eludir el drama, esa voz personalísima llegó a extremos de perfección en la composición de historias como Match point, Hanna y sus hermanas o Manhattan.

Sin embargo, la última película de este cineasta único, A Roma con amor, me supuso una decepción de tal calibre que creí comprender en el final de una carrera inolvidable. Un guión deslavazado hacía pasear sin gracia a personajes arquetípicos por una Italia kitsch, dando a entender que el neoyorquino no es director de climas sureños.

Por eso este sábado, cuando nos sentamos en una sala casi vacía de un centro comercial de Chiclana a ver Blue Jasmine, tenía la sensación de quien está disfrutando de los últimos retazos del genio, dispuesto a perdonarlo todo aunque incrédulo ante la posibilidad de volver a reencontrarme con el Woody Allen que me subyuga.

Y apareció Cate Blanchett, esta australiana versátil de ojos claros que llena de por sí la pantalla en cualquier película, para demostrar con su exquisita profesionalidad que Allen está lejos de la retirada, componiendo sin ninguna fisura el retrato de una mujer ambiciosa destrozada, sin futuro, que lo ha disfrutado todo a base de mirar para otro lado cuando su marido, un corrupto financiero sin escrúpulos, le iba colocando joyas en sus muñecas a cambio de su firma sin antecedentes, su belleza de escaparate y el agradecimiento hacia quien se sabe con el poder.

Cate Blanchett demuestra en este film la grandeza del oficio del actor, haciéndote sentir lástima, entendiendo sus errores, admirando su capacidad de empezar de cero, lamentando el destrozo que a veces consigue que una persona nunca pueda volver a atravesar la línea de vuelta hacia la dignidad.

Me senté en el cine vacío sin saber que Blanchett iba a hacerme disfrutar, de nuevo, del mejor Allen.



2 comentarios:

Melvin dijo...

Totalmente de acuerdo Salvador...Mis sensaciones emocionales fueron las mismas cuando me enfrenté a ese fiasco del que sólo salvaré la"escena de la ducha"... Pero al conectar con Blanchet, volví a sentir la fuerza de Judy Davis, la comicidad de Keaton y la elegancia de Wiest... Espléndido trabajo actoral que me hace esperar cosas interesantes del genio...Besotes.

Gincrispi dijo...

La mejor película de Allen de los últimos años. "Si la cosa funciona" funciona me gustó más, aunque ese guión es de 1978.
Y por supuesto, Kate Blanchet tiene una actuación magistral, haciendo del propio Woody Allen.
Saludos