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salvador-navarro.com

miércoles, octubre 16, 2013

Miseria

Es duro reconocer que la miseria lo está invadiendo todo, incluso la parte sana de la sociedad que un día luchó contra ella.

En una suerte de epidemia irrefrenable que comienza por adormilar al enfermo, los afectados van sucumbiendo poco a poco a sus efectos, sin suerte de solución.

Actúa implacable tras el primer atisbo de reacción de los anticuerpos de la sociedad, cuando ya parece lejana esa marea humana en forma de batas blancas, camisetas verdes o indignados que conseguían llenar tantas plazas como se propusiesen.

Esa miseria, hija del dinero mal parido y sucio, desangra primero los ideales para a continuación desecar el orgullo y luego llenarlo todo de justificaciones y autocompasión.

El grueso del pueblo, adormecido por esa falta de horizonte en qué creer, comienza a bajar los brazos, a hacer sus cuentas con pagas de beneficiencia que acaba por considerar un triunfo y se vuelve un producto más de esa falta de esperanza.

Desde arriba, el que todo lo gana con esa falta de rebeldía en el pueblo, disfruta, con ojos miopes, con los salarios bajos, las condiciones draconianas y el abuso permanente. Como si esa podredumbre no fuera a volverse contra ellos.

La miseria nos hace miserables sin que sepamos verlo.

La esperanza es que, más pronto que tarde, aparezcan líderes sanos, aún no inoculados por el virus, que consigan liberar a mi gente de esta pandemia narcotizante.

Necesitamos despertar del mal sueño y creer de nuevo.

3 comentarios:

Alforte dijo...

Es curioso que hoy hayamos coincidido en un mal sueño, el momento más oscuro de la noche es el instante previo al amanecer. Por el despertar.
Besos

lagataflora dijo...

Aquí he terminado, saltando
desde otro tejado
la gataflora me llamo
y en el barrio, aunque desconocida,
tengo mi espacio

La gataflora dice:


Hay muchas clases de Miseria, creo entrever que te refieres principalmente en tu post a la económica, ( leer artículo en el País de fecha 18/10/2013 sobre Andalucía)y las consecuencias que subyace de ésta: siempre ha existido, es ancestral y nos acompañará hasta el fin de nuestros tiempos; pero yo me voy a referir a “otras” miserías, que para mí son incluso más graves y de peores consecuencias que aquella primera.....

Esta última presenta varios rostros de la condición humana, me estoy refiriéndo al conformismo, a la mediocridad, a la cultura del no esfuerzo, a la escasez de talento, a la falta de profesionalidad, a
quererlo todo rápido y al instante, sin apreciar ni valorar cuánto sacrificio cuesta poder alcanzar las cosas,....... sólo por que me lo merezco, por que yo tengo derecho a......., a la falta de reconocimiento por los méritos, de propios y extraños.......en fin es interminable.....

Salvador, finalizas con un deseo....la esperanza de cambio, de una regeneración pero yo he perdido la esperanza en la condición humana,está emponzoñada, cómo si de un maleficio átavico se tratara; el poder corrompe, y la política presente en todos los ámbitos del ser humano es su ejecutora......éstas miserias son las que podrían sacarnos del panorama que tú describes, empero no está bien visto, PENSAR no es una actividad de moda, ni bien vista ni considerada, y es la gran baza de las élites que desde arriba ven un caldo de cultivo perfecto para llevar a cabo sus mas perversas e inquisitorias estratégias, ¿de que forma si no, nos van a manipular y adoctrinar....?


miauuu...! miauuuu!!!!

Gincrispi dijo...

Aceptación de un estado de bienestar que no existe. Una población que espera el retorno de algo que no existió, y lo hace sin levantar la voz, el verdadero opio del pueblo.

Saludos