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viernes, agosto 05, 2011

Verano

Las noches de verano, pausadas, son dadas a hablar de nuestros amigos y conocidos, de los que nos rodean. Evaluar la vida que cada uno lleva dándonos permiso para aprobar o no las conductas ajenas.

Es sano, sin duda, analizar el comportamiento humano de cada cual. Se aprende observando.

Analizar, sin embargo, no debe llevar a juzgar formas de entender la vida siempre que no se salgan de conductas que vayan contra la ética.

Hay quien decide ir por la vida dando más importancia al sexo que a la profundización en las relaciones sentimentales y apoya su estabilidad en los buenos amigos o la familia. Hay quien rompe con todo cuando encuentra a la persona amada. Entre los dos extremos nos encontramos todos, de alguna u otra manera, decidiendo a cada paso qué hacer con nuestra existencia.

Las relaciones humanas implican dolor en muchas ocasiones. No estamos vacunados contra las rupturas que ensombrecen la sonrisa de la gente a la que queremos. También implican regocijo cuando las cosas fluyen como en una balsa de aceite.

A mí me preocupa el dolor causado por la falta de honestidad.

Jugar con otra persona es lo más doloroso.

No es sencillo renunciar para avanzar, pero es necesario. No me parece ético llevar vidas distintas con caretas diferentes según quién tengas enfrente.

El verano nos acerca, en charlas nocturnas, al mundo de los otros.

1 comentario:

Alforte dijo...

Aysss Salva, esas caretas que se enfundan algunas personas; para ellos/as es como un juego, para sus víctimas es tan traumático que te llegan hacer creer que no podrás encontrar un ser humano íntegro y sin adulterar.

Bsote a cara descubierta.