x

¿Quieres conocerme mejor? Visita ahora mi nueva web, que incluye todo el contenido de este blog y mucho más:

salvador-navarro.com

miércoles, abril 20, 2011

Huida

Decía Luis García Berlanga que, cada vez que había Fallas en su tierra, huía de Valencia. Pero, al mismo tiempo, echaba de menos no estar allí.

Mi madre, muy creyente, me llevaba a ver las procesiones cuando pequeño. Me emocionaba viéndola llorar a lágrima viva viendo pasar el palio de la Macarena. Ella me lo contaba muy fácil.

'Mira, mira cómo vienen meciéndola, mira cómo le tocan música para quitarle el dolor. Todos los años viene con su gran manto para arrastrar con él todas nuestras penas'.

El paso llegaba, ella se quedaba paralizada, me agarraba y se iba ese cortejo de duelo, dejando lleno de plañideras sevillanas el recorrido a su paso.

Siendo chaval me hice hermano de la Soledad de San Lorenzo. No podían procesionar mujeres por entonces y yo, el primer varón de su mejor amigo, era lo más parecido que tenía Pedro a un hijo. Fueron muchos años llegando puntual a la cita de cada sábado santo. Desfilando descalzo, primero con cirio, luego con cruz.

Hasta que la fe se me fue. Se me fue por completo.

Hay quien es tan tradicional que, incluso no creyendo, acompaña cada año a su hermandad camino de la catedral.

Yo no sé.

Me gusta enseñar la Semana Santa a mis amigos de fuera. Lo sé explicar todo, desde las imágenes a las sensaciones, y creo saber resumir la belleza de cada momento.

Hubo un tiempo en que, casi a escondidas, veía la Madrugá recordando los arrechuchos de mi madre, o me acercaba a la Plaza de San Lorenzo a ver recogerse a mi Soledad.

Hoy, como Berlanga de su ciudad, me voy de Sevilla a disfrutar de mi merecido puente de vacaciones. Me esperan Portugal y los míos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Somos productos de nuestra educación,de nuestras vivencias y de nuestra propia evolución como personas.
Descubrí con 12 años la Semana Santa de Sevilla.Para mí fue impactante, quedé deslumbrado por tanta belleza y durante muchos años iba a ver las cofradías.Nunca llegué a ser miembro de ninguna hermandad.Con el tiempo me he ido alejando de la Semana de Pasión...Me agobia tanta gente y no aguanto el ambiente capillita.LLevo unos días de vacaciones fuera de Sevilla pero mañana tendré que volver para que mi pareja y que pueda procesionar con su hermandad.El viernes de nuevo a la costa.
Mi huida es de ida y vuelta.

Un abrazo. ANTÍPODAS

Argax dijo...

Me suena mucho tu manera de explicar y sentir la Semana Santa de Sevilla. Ahora no me gusta, no me gusta porque le veo las tripas y me disgustan, pero hay mucha infancia puesta en ella, mucha belleza y mucho de lo que soy.
Yo este año no puedo irme de la ciudad, pero llevo unos días encerrado en casa, en una especie de encierro tranquilo y placentero. Aun así pude ver la hermandad de Santa Genoveva a lo lejos, mientras tomaba una cerveza en el barrio del Porvenir, es la hermandad en la que salía mi padre, siempre hay que compartir cosas con el padre.

Un abrazo.

Alforte dijo...

Disfruta de un merecido descanso lejos de la locura que inunda estos días las calles en un estado laico???
Bsote

Modesto dijo...

Hola B. Una vez más tu madre en una de tus entradas. Ciertamente es normal lo que nos marca una madre. Hoy me acuerdo yo de la mía que casualmente falleció en el Viernes Santo de hace 5 años.
Con respecto a lo de la fe me encuentro más o menos igual que tu, pero me gusta venir siempre que puedo a salir el Miércoles Santo con mi hermandad. Es un poco tradición, volver a mi ciudad y ver a los míos, "hermanamiento", y sobre todo ver amigos de los de verdad, pues 3 de mis mejores amigos salen conmigo de toda la vida.
Por lo demás, ya hace 30 años mi amigo Ricardo y yo afirmábamos que la Semana Santa de Sevilla no tiene nada que ver con la religión. Al igual que el Rocío. Esto obviamente es un poco exagerado y evidentemente hay mucha devoción, pero lo que ya entonces queríamos decir es que la Semana Santa de Sevilla es algo mucho más amplio que una manifestación religiosa. Por eso para mi entender tiene cabida la participación de una u otra forma de mucha gente "sin fe" como cuando tú se la enseñas a esos amigos de fuera.