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jueves, noviembre 12, 2009

Ser francés

No escondo mi querencia por nuestro vecino del Norte. Admiro en Francia el gusto por la educación, sus políticas culturales, la predisposición al debate y la conversación de su ciudadanía, la histórica defensa de los derechos sociales, humanos, su implicación en el devenir de la humanidad. De ahí que pueda resultar contradictorio mi siguiente razonamiento:

Desde el gobierno de Sarkozy, un político por quien no confieso ninguna simpatía, se ha lanzado a su pueblo la siguiente pregunta:

¿Qué es ser francés?

Y la sociedad francesa ha acogido con entusiasmo este anzuelo envenenado.

Porque engañoso es, a mi parecer, tratar de poner etiquetas a un pueblo por el simple hecho de serlo.

¿Qué es ser andaluz?, ¿y ser parisino?, ¿que es ser somalí?

¿Ser somalí es ser pirata?, ¿ser francés es ser culto?, ¿ser andaluz es ser amable?

¿Debo saber hacer reír por ser andaluz?, ¿debo añorar ser francés porque me guste su cultura?

Ser francés no es otra cosa que una cuestión de azar. Cada uno nace donde le toca e individualizar en una persona adjetivos extraños a los que son exclusivamente de su propia circunstancia es peligroso.

Es cierto que todo lo que suene a nacionalismo me da grima. Incluso si la respuesta que diera el conjunto de la ciudadanía francesa fuera 'ser francés es ser una persona educada, culta...', me chirriaría la definición en sí.

Ser francés es tanto como ser español o eslovaco. La verdadera pregunta vendría dada por ¿qué es ser persona? y sobre ello vienen meditando los grandes sabios desde tiempo inmemorial, encontrando la riqueza no en la respuesta, que no es única ni universal, sino en la reflexión en sí misma.

Tengo tres amigos franceses, Brigitte, Guillaume y Kristian. Los quiero por cómo son, por lo que me aportan, por su forma de entender el mundo.

El único nexo entre ellos es que hablan francés, pero también lo hablan muchos belgas o suizos. Yo también intento mejorar día a día mi dominio de esa lengua.

Lo grave no es que se lancen preguntas envenenadas, lo preocupante es que éstas se reciban con entusiasmo.

Me gustaría que la respuesta global que diera el pueblo francés fuese:

'Ser francés es ser una persona más'

8 comentarios:

BLAS dijo...

Ser francés, ser inglés o ser andaluz. Lo rico a mi entender es ser de todos los sitios y tener nuesto territorio personal, idílico y singular.

Yo soy de aquí y de allí.A lo mejor no soy de ningún otro lugar.

gracias amigo. Reconozco que me gusta la cultura francesa.

Miguel dijo...

En nuestra historia tenemos un ejemplo de convivencia cultural. Los judios, arabes... compartieron ciudades, costumbres... sin preguntarse, sin discutir...
Es a raiz de ciertas ideas o pensamientos radicales intentado modificar la convivencia y pensamiento.

Nos vemos hoy en día que nuestra sociedad se ha abierto a las personas que han venido buscando una mejora de vida.

Un tema muy interesante para comentar largamente.

Un saludo

Miguel

Pablo Rodríguez Burón dijo...

"Ser francés no es otra cosa que una cuestión de azar". Esta es la respuesta idónea, a mi entender. Igual que ser español, nepalí o congoleño. Además, ya dice el refrán que uno no es de dónde nace sino de donde pace (precisamente porque el nacimiento es resultado del azar). Pero nos encanta poner etiquetas, incluso lo hacemos incoscientemente. Parecemos etiquetadores en lugar de personas. En el fondo creo que es una derivación del maniqueísmo reinante, de esa maniática costumbre que nos priva de algo tan esencial como los matices, los diferentes tonos de la realidad, esos que no permiten ser etiquetados. Por ejemplo, en el caso de un libro, lo primero que se busca es etiquetarlo: novela, libro de cuentos, ensayo, autobiografía (ficticia o no)... Y cuando es inclasificable, se lo califica de "raro" o "híbrido". Y así con todo. El caso es etiquetar. Pero es comprensible: una etiqueta (o muchas juntas) es más fácil de manejar que una persona. Y a Sarkozy otra cosa no, pero manejar... Recordemos la etiqueta "inmigrante pobre incendia-coches", que casi reducía al vandalismo (y provocaba la xenofobia) un problema tan complejo como el de la inmigración y su (verdadera y palpable) incorporación a la vida de un país ajeno. Y Francia tiene experiencia en eso desde hace muchos años. Pero una cosa es Francia y otra el presidente de turno. Por cierto, comparto tu querencia por "lo francés", tal y como lo defines en el primer párrafo del post(educación, cultura). Ya sabes la envidia que me da que vivieras en París, y que vayas a menudo :-) Je t'embrasse

Anónimo dijo...

Evidentemente todos somos iguales, pero por desgracia las espectativas de vida de un africano serán muy distintas a la de un europeo.
Evidentemente todos somos iguales, pero vivir en una ciudad, en un país, empaparse de su cultura imprime caracter.
Un sueco y un griego criados y educados en las mismas condiciones verán la vida y se comportarán de forma muy distinta.

Ser francés c´est une façon de vivre.

Ser francés es haber tenido la suerte de nacer en un país rico,culto, tolerante, abierto, integrador y con una educación que premia el esfuerzo.

Ser francés ,es ser hija de padre marroquí y umadre argelina y llegar a Ministra de Justicia.

Ser francés es ser hija de un inmigrante gaditano y llegar a ser vicealcalde de París.

Ser francés es ser modelo,cantante, pedir el voto para el partido socialista y convertirte en esposa del Presidente de la República.

Ser francés es haberte criado escuchando a Brel, Ferré, Dalida, Trenet y tantos otros.

Ser francés es hacer una huelga bestial e impedir que se hagan contratos basura.

Ser francés es tener unos sindicatos independientes que luchan por los trabajadores y que dan leña a los distintos gobiernos( igual que aquí).

Ser francés es respetar al otro aunque piense de forma distinta,pero sabiendo que compartes muchos valores con esa persona.

Ser francés es amar el buen comer, el buen vino,valorar el campo y sus productos.

Ser francés es ser ejecutivo de una gran empresa con un sueldo millonario y enviar a tu hijo a un instituto público.

Ser francés es ser barrendero senegalés y que tu hijo estudie en ese mismo instituto público.

¿ Quién da más?

PD.Sarkozy puede gustar o no gustar, pero al menos sabemos que no colaboró con el régimen de Vichy, como le ocurrió a Mitterand.

Un saludo. ED

Leo Mercado dijo...

Bueno, soy salteño, si me permiten, de allá leeeeejos, en el norte argentino; de acá nomás, digo.
Pasé por tu página, Salvador, y ahora por tu blog.
Felicitaciones por tremenda tarea.

Salvador Navarro dijo...

Deseando conocer Salta, Leo

Un placer saludarte y muy agradecido por leerme

Un abrazo desde España,
Salva

Anónimo dijo...

Estaba pensando exactamente en lo que dices en el último renglón cuando iba por la mitad del texto.

Fernando

Anónimo dijo...

Eduardo: chapeau