Cuando esta expresión se utiliza en términos de obcecación, tiendo a incomodarme.
-Soy así de desagradable diciendo las cosas, porque es mi forma de ser. Si te pego un grito es porque no sé expresarme mejor, a estas alturas no voy a cambiar...
En esta vida que disfrutamos, cada minuto es una oportunidad para cambiar el tiro y mejorarlo. Se nos ofrecen infinitas ocasiones de enderezar rumbos, en pequeñas cosas, en actitudes habituales.
No hay predestinaciones diabólicas que nos hagan ser un tipo antipático, protestón, desagradecido, envidioso o poco de fiar. No valen los argumentos de los años, de los tiros dados, de los desengaños vividos.
Los que se nos cruzan por nuestra vida a diario no tienen por qué aguantarnos frustraciones pasadas.
A ellos, a los conocidos y por conocer, les debemos nuestro intento constante de mostrar nuestra mejor cara.
La vida debe ser una prueba continua de que esto tiene sentido, como animales racionales válidos que somos.
Si un día te pego un grito, te pediré las disculpas sinceras de quien no se escuda en argumentos cansinos para justificar las carencias propias.
Si te pego un grito, perdóname.
No volverá a ocurrir.
3 comentarios:
Felicidades por su blog.
He de reconocer que para mí, es "terapeutico".
Un saludo desde la ciudad de la Plaza Ochavada.
(me he hecho seguidor del mismo, espero que no le importe)
Un placer, Blas
Este mundo cibernético permite estos puntos de encuentro.
El agradecimiento es mío por el comentario.
Un abrazo desde Sevilla a Archidona
Muchas veces confundimos falta de civismo con tener un mal día. Y es algo que cada vez va a s. Cada día la sociedad avanzada desavanza en educación social. Creo que queda mucho por aprender de este tema.
Un abrazo.
Miguel
Por cierto,gracias por tu comentario en mi blog. No sabía que que tuvieses libros publicados. Tu nombre se une a mi extensa lista de libros por leer. Y cuando pueda me hago con un ejemplar de tu novela.Ya siento curiosidad, si escribes también como en el blog...
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