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jueves, enero 08, 2015

Miedo

Hace apenas unos minutos que he terminado de hablar con Brigitte, y me cuenta que en su barrio de Suresnes, villa obrera de la periferia parisina habitada por gran cantidad de árabes, las madres musulmanas con las que se cruza todos los días para ir a recoger a sus nietos a la salida del colegio no llevaban hoy, por vez primera, velo tapándoles el cabello y vestían vaqueros, en vez del tradicional hiyab.

En un principio pensé, y así se lo dije a Brigitte, que era una forma de solidarizarse con el resto de la población, pero pronto entendí por el silencio al otro lado del teléfono que se trata de miedo. Miedo a ser señaladas, a que la policía las interrogue, a que sus conciudadanos las señalen.

Barbudos sin barbas y musulmanas con el pelo al aire por el miedo a la represalia por la sinrazón del fanatismo de unos cuantos que no representan más que la más profunda aberración humana, la aversión a la razón, la dictadura del desprecio al diferente.

Hoy, un día después de la conmoción producida por el atentado universal contra la libertad de expresión que ha supuesto el ametrallamiento de periodistas del Charlie Hebdo, somos un poco menos libres.

Imbéciles sacados de los tiempos más oscuros de la historia del hombre se permiten amedrentar a quien no piensa como ellos, para que no hablen, ni opinen, ni provoquen la reflexión.

¿Cómo debemos actuar para perder ahora el miedo? ¿Quién se sentará de nuevo en esa redacción a diseñar portadas irreverentes contra el fanatismo?


1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues mejor que se queden así y así demuestran que se integran con el país en el que están viviendo.