No hay persona normal. Si analizamos a cada uno de los que nos rodean, a los políticos, familiares, tenderos, actores, guiris con los que nos cruzamos, amigos, colegas... Si analizamos en profundidad, no hay quien se salve de tener pautas de comportamiento, maneras de pensar o tics que se salen de lo habitual, para lo bueno, lo malo o lo mediocre. Cabe preguntarse qué es la normalidad. Rajoy dice gobernar para la gente 'normal' y a mí, atendiendo a ese reclamo, me apetece enormemente ser un bicho raro.
Dejando aparte este razonamiento ingenuo, sí que es cierto que en este mundo hay un porcentaje pequeño de gente que tiene un 'toque' dado.
Un compañero de trabajo, francés y divertidísimo (no son incompatibles los dos términos), me lo decía referente a otro colega de la fábrica:
* Salva, tú sabes que ese tío tiene un toque.
Y gesticulaba golpeándose la cabeza. Le di la razón, empezamos a enumerar y coincidimos en cuatro o cinco nombres de 'tocados'.
Sí, hay risas desencajadas sin venir a cuento, miradas perdidas en plena conversación, respuestas agresivas a preguntas sin maldad que te hacen comprender que hay más de uno desencajado en lo que a la estructura mental se refiere, sin que por ello se lo tenga que catalogar de nada.
El temor, hablando por hablar, es pensar en el momento en que esa persona, la que deja escapar sus desequilibrios con risas excesivas extemporáneas, explote. Entonces nos dirá que toda su vida ha estado hasta el gorro de aguantarnos a nosotros, los 'normales'.
Dejando aparte este razonamiento ingenuo, sí que es cierto que en este mundo hay un porcentaje pequeño de gente que tiene un 'toque' dado.
Un compañero de trabajo, francés y divertidísimo (no son incompatibles los dos términos), me lo decía referente a otro colega de la fábrica:
* Salva, tú sabes que ese tío tiene un toque.
Y gesticulaba golpeándose la cabeza. Le di la razón, empezamos a enumerar y coincidimos en cuatro o cinco nombres de 'tocados'.
Sí, hay risas desencajadas sin venir a cuento, miradas perdidas en plena conversación, respuestas agresivas a preguntas sin maldad que te hacen comprender que hay más de uno desencajado en lo que a la estructura mental se refiere, sin que por ello se lo tenga que catalogar de nada.
El temor, hablando por hablar, es pensar en el momento en que esa persona, la que deja escapar sus desequilibrios con risas excesivas extemporáneas, explote. Entonces nos dirá que toda su vida ha estado hasta el gorro de aguantarnos a nosotros, los 'normales'.
3 comentarios:
Tenía un profe en la facu q le ecantaba llegar, en sus explicaciones, a tratar de cosas grandes... Llegado este punto, desencajado y con cara sorprendentemente diabólica (inluso, a veces, volviendo los ojos), espetaba un "es enoooooorme"... Nunca entendí la naturaleza de su toque... ¿?
Muy bueno!
Gente entrañable que da un poco de pimienta y litio a la vida.
Saludos.
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