Me da a mí que una fuente no suficientemente estudiada de infelicidad, vía estrés, es la de tratar de hacer las cosas en simultáneo.
Aparentemente asociado al triunfo el hecho de compaginar varias tareas al mismo tiempo, me doy cuenta en cosas mínimas que el intentar comenzar una tarea sin haber terminado otra desequilibra e incomoda, aunque sea en algo tan nimio como ponerte a preparar la comida sin haber terminado de leer el periódico.
Al bienestar personal, amigo austero y fiel de la felicidad, se llega por caminos insondables que uno, de golpe, encuentra en un detalle.
A nuestro cuerpo, al menos al mío, le sienta bien el atacar los placeres, o las tareas, de uno en uno y hasta el final. Se equivoca uno cuando escribe un whatsapp antes de terminar de desayunar, o se va a correr antes de dejar la ropa tendida o abre un libro sin dejar de ver el telediario, encadenando muchos coitus interruptus que te hacen creer un fenómeno hiperactivo sin ser más que un infeliz no apto para disfrutar, en profundidad, de nada.
Si me pongo a escribir este blog, lo termino, por mucho que el móvil esté vibrando a mi lado pidiéndome cariño.
2 comentarios:
Piano, piano, si va lontano.
Mejor concertrarse para hacer las cosas medio bien, jeje.
Saludos.
Muy buen razonamiento! y concuerdo totalmente con tu punto de vista! Saludos
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