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salvador-navarro.com

sábado, agosto 04, 2012

La prensa catalana

Mi admiración por Cataluña desde bien joven, cuando acudía a los campeonatos de España de remo en Bañolas, mi querencia por Barcelona, ciudad a la que tanto he viajado y con la que nunca dejo de sorprenderme, mis historias de amor por esas tierras o la literatura mamada de Carmen Laforet, Eduardo Mendoza o Juan Marsé me hacen estar siempre pendiente de lo que ocurre por allí, más aún en estos tiempos en que internet te permite pasearte por la prensa de medio mundo sin salir de tu ordenador.

De la misma forma que doy un repaso a las noticias en medios no afines a mi pensamiento como El Mundo o ABC, o que me informo de las noticias locales con el Diario de Sevilla o El Correo, o que pego un salto a lo que ocurre en Europa con Le Monde o The Guardian, siempre tengo un hueco para adentrarme en La Vanguardia o El Periódico, dos emblemas señeros del periodismo catalán.

Me sorprende, en ese recorrido habitual que realizo desde hace bastantes años, la falta de una postura crítica de estos dos periódicos con respecto a la cuestión catalana.

Es cierto que en los periódicos editados en Madrid hay un cierto tufillo centralista, centralizador o jacobino. Al menos en los que están más escorados a la derecha. Pero, en cambio, siempre ha habido editoriales durísimas con el gobierno español, con sus estrategias políticas, económicas o sociales, incluso con la propia sociedad española, a la que, un día sí y otro también, se le critica la falta de espíritu competitivo, formativo, emprendedor, de la misma forma que se informa y se realza lo mucho de bueno que tiene nuestro país.

En la prensa catalana, en cambio, no encuentro esa visión prismática de las cosas, como si la óptica estuviera siempre dominada por el ojo 'nacional-catalán'; con lo bien que viene ponerse también en la piel de los catalanes no nacionalistas, o en la del resto de los españoles, o tener una visión aséptica desde un helicóptero.

Me explico.

Es claro que el balance fiscal de Cataluña con respecto al resto del Estado es deficitario. ¡No puede ser de otro modo! Igual que es deficitario con Madrid, Aragón o Baleares, porque son comunidades más generadoras de riqueza, con una renta más alta. Jamás, sin embargo, he oído a esas comunidades que aportan más de la media quejarse por ello. Es un síntoma de orgullo.

Yo, por ejemplo, pago más impuestos que la media de los españoles porque tengo un salario por encima de la media. ¡Claro que mi balance fiscal es deficitario! Pero yo lo llevo, en mi interior, a gala.

Pues bien, esta prensa en ningún caso hace didáctica con este tipo de razonamientos que rozan lo evidente. Barcelona es mucho más rica que cualquier pequeño pueblo de la provincia de Lleida. ¿Deben establecerse pactos fiscales entre estos pueblos con la gran capital al salir esta última perjudicada en el reparto?

Por otro lado, el actual sistema financiero de Cataluña con respecto al resto del Estado está firmado por la Generalitat, así como por el resto de las comunidades autónomas. No hay ningún atropello desde el momento en que se está actuando bajo la más estricta legalidad.

¿Que no se convalidó un Estatut aprobado por la mayoría del parlamento catalán? Es cierto. Como también lo es que el sistema constitucional, amplísimamente aprobado por los catalanes, instaura que ese Estatut debe ser refrendado por el parlamento nacional, algo que no se consiguió con los argumentos traídos desde Barcelona.

Si la financiación se está volviendo injusta con el paso de los años, se deberá volver a negociar en base a datos coherentes y se tendrá que llegar a un nuevo acuerdo, sin amenazas ni ultimatums, porque los acuerdos son acercamientos de postura entre las partes, no imposiciones lanzadas desde púlpitos políticos.

Si desde la prensa catalana se insiste en que todo lo malo, todas las asfixias económicas y los recortes vienen desde Madrid, estaremos empujando al pueblo a odiar todo lo que tenga que ver con el resto del Estado. Y ese línea editorial no lleva más que al odio y al ansia de 'liberación'.

¿Por qué no se critica la gestión de la Generalitat?, ¿por qué no se explica que la situación financiera del gobierno catalán es producto de la mala gestión de los recursos que tiene establecidos por ley y firmados por consenso mutuo Estado-Generalitat?, ¿por qué tenemos que soportar el resto de los españoles la continua cantinela de que estamos robando al pueblo catalán?

¿Dónde está la autocrítica como gobierno, como estructura social?

Imagino que habrá hechos reales, constatables y factuales que demuestren que los gastos suntuosos de la Generalitat durante muchos años se han apoyado en una generación de deuda inasumible por generaciones venideras.

La crisis la padecemos todos los pueblos de España, no es una historia de malos y buenos.

Yo, con mi granito de arena, intento cada vez que puedo luchar por la convivencia entre quienes habitamos este viejo país. Y lo hago con armas efectivas, porque tengo amigos de los buenos en Donosti, en Barcelona, en Madrid, en Valencia.

Si se quiere la independencia, se debe dar la oportunidad para conseguirla. Es una opción tan válida y respetable como cualquier otra, pero que se diga alto y claro. El andar contaminando continuamente a base de agravios es la peor medicina para hacer avanzar en armonía a una sociedad que no se merece tanto envenenamiento.

Lo digo con todo mi afecto y consideración hacia la sociedad catalana.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Distingido señor.
En primer lugar le agradezco el tono y la moderación de sus comentarios, pero me duele decirle que no los comporto.
Los despropósitos que el estado español ejecuta contra Catalunya, son constantes y numerosos. Sobre todo los que provienen del actual gobierno.
Solo voy a comentar dos aspectos que son básicos para un pueblo como el nuestro.
En primer lugar, es el poco respeto y consideración hacia nuestra cultura y nuestra lengua. Después de 40 años de prohibición y persecución, bien se merecen un gran apollo y respeto, es parte del patrimonio nacional y de riqueza que ofrece la pluralidad. El catalán suma cultura, no la resta. Son pocas las personas que lo hablan y se ha de conservar, no se pueden hacer políticas que viajen en sentido contrario a su defensa.
En segundo lugar, somos víctimas de un sistema político centralista, donde lo que se aleja físicamente de Madrid no importa. Hablo de la infraestructura de este país, a todos los niveles, especialmente en lo que se refiere a las comunicaciones, lo que sale de Madrid es de primera línea y gratuito, el resto que cada qualitat se apañe, el resultado, es que en Cataluña están todos los peajes, falta una vía férrea rápida i de primera que comunique el litoral con Europa, y un gran puerto que pueda recibir las mercancías asiáticas para el norte de España y el noroeste europeo.
A nosotros nos da la sensación de convivir con la Castilla cacique de hace 500 años que nos tiene colonizados y que el único interés que hay por nuestro territorio, son los impuestos.
No quiero entrar en detalles, pero vivir en Cataluña supone no tener acceso a prestaciones y ayudas que si se dan en otros territorios, que además tienen una presión fiscal menor, sin mencionar la disminución de poder adquisitivo que supone el hecho de que muchas cosas sean mucho mas caras, como por ejemplo el acceso a la vivienda.
Para terminar, solo quería reflexionar en el hecho de que cuando se habla de la financiación de las autonomías, nadie se atreve a hablar de la insolidaridad de los Vascos que tienen un pacto fiscal preferente.
Si la prensa catalana no denuncia estos hechos quien lo va a hacer..... El mundo o el ABC.

Anónimo dijo...

Yo por el contrario estoy totalmente de acuerdo con los planteamientos de este artículo. He vivido en diferentes regiones de España por mi trabajo y ahora resido desde hace años en Cataluña, y he de decir que no noto ninguna represión ni económica (salvo el tema de los peajes, que sí considero son excesivos) ni cultural. La gente se queja de que la lengua catalana ha sido y es oprimida, y efectivamente así fue, pero hoy en día el catalán está siendo potenciado y conozco casos de la Cataluña interior donde se está invirtiendo el proceso y ahora el castellano se está minimizando (véase, como ejemplo ilustrativo, cualquier colegio público de les Garrigues al sur de Lleida).
El centralismo a nivel estatal, perfectamente criticable y discutible, se da por igual en Cataluña, donde Barcelona es el centro neurálgico y las otras tres regiones que la rodean giran en torno a ella tanto política como económicamente. (Véase como anécdota reciente el nombre elegido para el parque temático que se planifica… en Tarragona). Lo mismo ocurre con Londres, París y casi todas las grandes capitales europeas, donde el centralismo no se ve con tantos miramientos.
Como autónomo pago los mismos impuestos aquí que en Madrid, y mi calidad de vida es similar y en algunos aspectos superior aquí que en Madrid.
El sistema electoral español hace que CIU tenga más diputados en Madrid que IU, teniendo esta última formación bastante más votantes, un ejemplo de que el sistema no siempre es tan centralista.
Comparto plenamente con este artículo como lo que se va diciendo y como se va diciendo (en este caso en la prensa), termina calando en la opinión de la gente, y como en Cataluña se nos está cargando con una visión del resto de España algo irreal e injusta al a vez. Del mismo modo he decir que la prensa más derechista (y a veces extremista) española ha tenido mucho que ver, pues hay muchos españoles que tienen una visión pésima de Cataluña gracias a muchas proezas periodísticas de lo que se ha venido en llamar “la caverna mediática”.
Creo que dos no se pelean si uno no quiere y por ello no hay un único responsable de este conflicto, pero estoy de acuerdo en el análisis que hace este artículo, por el cual podemos ver una vez más, que todo depende del cristal con que se mire y sobre todo de cómo se quiera mirar. Gracias y un saludo.

Sara dijo...

Buenas noches. Soy madrileña y me gustaría expresar el dolor que me produce que los ciudadanos de otras autonomías nos identifiquen constantemente y sin ninguna sensibilidad con el gobierno del estado, más aún considerando que en cierta medida me siento víctima de un sistema electoral injusto en el que mi voz y mi voto tienen menos peso que los de otros. Somos muchos en Madrid (aunque no tengamos la representación que merecerían nuestros votos como bien dice el segundo anónimo) los que opinamos que España debería ser un estado federal, los que respetamos el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos, los que valoramos la riqueza cultural que aportan otras lenguas y otras culturas. Sin embargo a menudo nos llaman fachas y centralistas y nos identifican con el franquismo, demostrando la falta de respeto y consideración hacia nosotros que otros reclaman para sí mismos.
Soy madrileña de barrio, hija y vecina de inmigrantes de todas las partes de España, ahora incluso de todas las partes del mundo. Mi socio es catalán, pero podría ser de cualquier otro sitio. Supongo que por este contexto no soy nacionalista, aunque respeto a quien lo sea, ni me gusta la palabra patria. Creo que he nacido aquí como podría haber nacido en cualquier otro sitio y puedo entender que me encuentre un poco "chula" por eso de los tópicos, pero facha no, por favor. Como he dicho al principio del comentario, eso realmente me duele. No me merezco que en una reunión informal y sin venir a cuento, una vasca me diga que vivirían mejor si no nos lleváramos su dinero o un gallego que los problemas que tienen son por los políticos que les mandamos los madrileños, como me ha ocurrido este verano. Bastante tengo con Esperanza Aguirre y sus allegados.
Afortunadamente la mayoría de la gente es sensata y respetuosa pero parece que la minoría hace "más ruido".
Gracias por la oportunidad de expresarme y espero de todo corazón que sigamos conviviendo en el respeto. Salud, compañeros.

Anónimo dijo...

Creo firmemente en el derecho de cualquier pueblo a decidir su propio futuro como nación. No voy a dar mis razones porque simplemente creo en el derecho a decidir. Asi que, a quien le guste bien, y a quien no, tres piedras: una para sentarse y las otras dos para encender una hoguera que por las noches ya hace fresquito. Ala, a disfrutar!

Anónimo dijo...

Te habras quedado descansado con ese argumento.

Anónimo dijo...

Sr. Navarro, el Estatut de Catalunya fue votado en el Parlament de Catalunya y aprobado por amplia mayoría, aprobado en las Cortes españolas y sometido a referendum. Ese es el proceso que marca la Constitución, y el que se siguió escrupulosamente. Fue recortado después de 4 años de deliberaciones en un Tribunal Constitucional deslegitimado por el esperpéntico espectáculo de la renovación (política) de sus miembros. Ese fue el punto de inflexión que cerró la vía pactista.
Caos en las infraestructuras de Renfe, apagones por la falta de mantenimiento en las líneas eléctricas, votos del Parlamento español a favor del corredor central (del que en Europa no quieren ni oir hablar), sentencias en contra de la inmersión lingüística (sistema que lleva 30 años dando buenos resultados y que no empobrece el castellano), campañas de recogidas de firmas en contra del Estatut, boicots a los productos catalanes, balanzas fiscales que se comprometen a publicar y no se publican, el AVE que nunca llega, inversiones comprometidas que no se ejecutan...
Sr. Navarro, de lo que estamos hartos buena parte de los catalanes es de que a pesar de ocupar el segundo lugar en cuanto a capacidad fiscal la solidaridad provoque que caigamos al octavo. De que nuestra solidaridad sirva para convertirnos en el segundo país por detrás de China con más Kms de alta velocidad, de que se hagan aeropuertos sin aviones, autovías por donde nadie circula...
Sr. Navarro, la autocrítica, fíjese, yo también la hecho de menos.


Anónimo dijo...

Además de estar de acuerdo con el artículo del señor Navarro, como catalán estoy más insatisfecho con los políticos catalanes que con la nacionalidad que pone en mi dni.
Creo que estamos confundiendo errores de una clase política que deja mucho que desear, tanto aquí como allí, con identidades y sentimientos... y eso creo que no cuadra. Lo peor es que los sentimientos se están exacerbando en exceso en Cataluña, y me da mucho respeto como se está volviendo a tiempos donde los himnos y las banderas pesan más que el entendimiento y la convivencia... los estatutos se pueden mejorar, la financiación también, el autogobierno ya irá consolidándose, de hecho todo ello ha venido mejorando de forma muy lenta desde la dictadura...pero el odio...eso sí que es volver atrás, a tiempos que nunca deberían volver. Cada vez veo más gente con odio en Cataluña, incluso niños que están empezando a aprender a odiar antes que pensar por sí mismos, si ese es el motor de la independencia, conmigo que no cuenten.