Con 42 años ya cumplidos, si hay algún comentario sobre mi persona que me agrade es el de ser coherente, a pesar de las contradicciones a que a veces la vida nos empuja.
De la misma forma, valoro enormemente esa cualidad en los demás.
En el día a día y en los proyectos de vida, un amigo o familiar que se vea venir es una garantía de estabilidad para uno mismo.
Vamos conformando nuestra personalidad sin percatarnos, a base de encuentros y desencuentros, topándonos con gentes, situaciones, sorpresas que nos ponen a prueba, coartándonos o no, en el trayecto emocionante que es el vivir.
Dar giros en redondo despista.
No me gusta hacer nudismo en la playa, me asusto con facilidad, adoro el chocolate blanco, soy reservado con mi intimidad, me gusta el Betis, Paul Auster y visitar París con frecuencia, me considero agnóstico, de izquierdas y puntual, con fuerza de voluntad, nada frívolo y amante de las cenas largas. Soy, mal que me pese, rencoroso y susceptible, siempre en lucha por corregir esos defectos en mí. Obsesivo con las normas de educación o intolerante con el maleducado, doy importancia al saber estar como principio de comportamiento.
Quiero ser coherente, potenciando mis virtudes e intentando ir, poco a poco, dejando atrás lo que detesto en mí.
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