Son muchas las ocasiones en que he estado en Italia, por diversos motivos, y observo con cierta sorpresa la incapacidad de esta sociedad pujante para quitarse de encima determinadas lacras.
Tener como gobernante a un tipo como Berlusconi justifica de por sí mi sorpresa.
¿Cómo una sociedad civilizada y culta puede elegir a semejante payaso para dirigir un país? Un fascista, machista, retrógrado, de chistes fáciles y denigrantes, contra los gitanos, contra la inteligencia de la mujer, del homosexual, del que no piensa como él.
Que el Vaticano acuse al padre de Eluana de ‘criminal abominable’ no me sorprende. Mi respeto por las decisiones de la Iglesia Católica se limita a escribir estas dos palabras con mayúsculas, poco más, pero que un Presidente de un país civilizado de una Europa culta en pleno siglo XXI monte tal opereta para que no desconecten a una chica que lleva desde 1992 en estado vegetal, con el cerebro en estado de necrosis desde 1993, es simplemente inaceptable.
¿Quién puede querer más a Eluana que su padre?
¡Qué falta de respeto!, ¡qué lejos de saber enfrentar la vida tal y como es!
Por la vida de Eluana, dicen, para que siga viviendo. Es el culmen de la hipocresía basada en argumentos populistas, infantiles, demagogos.
La pena es que es el pueblo italiano, donde el integrismo católico se palpa en cada paseo, sea responsable de este tipo de elecciones.
No puedo tener respeto por un miserable como Berlusconi. Nunca respeto por gente así. El mundo necesita desquitarse de la maldad, de la chulería, de la incultura y el insoportable tufillo a fascismo que desprende este mamarracho.
1 comentario:
chiquillo, me has quitado las palabras de la boca, o mas bien de las manos, pero tienes razón, el mundo se debe desquitar de la maldad, pero parece que se hunde más en ella, las cosas son increibles.
besos
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