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martes, enero 27, 2009

La vida y la muerte

El pasado viernes me fui del trabajo, tras una jornada especialmente intensa de problemas técnicos junto a mi compañero Paco, al que aprecio y respeto, con la idea de que seguramente el lunes no vendría porque su mujer estaba a punto de dar a luz.

Esta mañana me he levantado con un mensaje suyo. Su padre había muerto, tras una larga enfermedad, un cáncer destructor.

Hoy mi mente estaba con él.

A un padre sólo se le pierde una vez en la vida, por muy prevista que esté su muerte. Tal vez a estas horas ya esté en el hospital con una nueva criatura en sus brazos. Es seguro que Paco no olvidará estos días.

En esto consiste todo, aunque pocas veces se nos presenta tan diáfano.

El otro día leía a la cantaora Carmen Linares. Hablaba de su madre, cómo con 84 años le dice que el tiempo pasa tan rápido que parece que todo ocurrió ayer.

Ante tal chaparrón de vida y muerte creo que la mejor postura es la más inteligente. Mucha vida. Vivirla con fuerza mientras la tenemos. Nos la pasan y la pasamos. Vivirla es el reto. Aprender del que se va, enseñar al que viene, compartir. La clave para enfrentar el chaparrón puede resultar muy cursi, pero para mí no es otra que el amor. Como diría Puccini en la escena final de Turandot.

He averiguado tu nombre. Amor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es complicado no pensar en la muerte y no sentirse triste cuando se pierde a un ser querido, pero sin duda yo sigo el camino de la caprichosa princesa china, que elige el amor a la muerte.Por el momento mi amor está repartido entre mi familia y amigos, a la espera de que llegue alguine especial, pero como bien dijo el príncipe Calaf al resolver uno de los acertijos: ESPERANZA.
Curro.

Anónimo dijo...

"Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante podeosa como para invalidar las leyes de la gravedad."

Me pareció hermoso y lo subraye.
Tú texto que también lo es, me lo ha recordado.

Es de Palacio de la Luna de Paul Auster.

Anónimo dijo...

Hola Salva. Muy acertado tu escrito.
Como sabes trabajo como Médico de la misma población desde hace 12 años. Esto me da el privilegio de palpar muy cerca ese nacer y morir y la emoción que supone para los implicados. Y cuando se conoce ca da vez más a las personas, a las familias, cada muerte duele más que la anterior... y eso es lo bueno, el dolor, la emoción, eso es la vida, lo humano que ella tiene. Jose Morales