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lunes, enero 02, 2012

Familia

Debo ser de los pocos españoles que escucha íntegro y atento el discurso del Rey. En mi casa es también tradicional 'cachondearse' de mí por ese tipo de hábitos que me hacen reconocible y caricaturizable.

Por lógica racional soy republicano, pero debo confesar que el Rey que tenemos me parece una buena persona que ha hecho mucho por nuestro país.

El caso es que lo escuché. Atentamente. No sólo por conocer su posicionamiento ante el lunar sangrante que le ha salido con su yerno, sino por conocer su opinión acerca de la situación crítica que vivimos o el esperado fin de la violencia.

Me gustó que apareciese con una foto de Rajoy y Zapatero tras de él.

Sin embargo, el mensaje principal que retuve fue su razonamiento acerca de la paz social en España a pesar de los cinco millones de parados. El Rey argumentaba que gran parte de esa estabilidad se debe al poder del núcleo familiar, y en eso coincido con él.

He vivido tiempo en Francia y, por lo que sé de otros países más norteños y civilizados, no sería comprensible en esos lares que con esa proporción de desempleados los cócteles molotov no estuvieran presentes a cada momento.

No quiero sociedades complacientes, estoy muy de acuerdo con la indignación que recorre al país y siento que la situación es gravísima. Aún así, gracias a las estructuras solidarias de las familias, muy potentes en países latinos como España, se consigue capear el temporal de una forma más digna que en ningún otro lado.

Los nuestros siempre están ahí. Unos y otros pasamos y pasaremos por situaciones críticas, pero mientras haya un sitio donde dormir y una nevera medio llena, poca gente se queda tirada en la calle.

La familia sirve como gran amortiguador para períodos como el que vivimos, que nunca pueden convertirse en endémicos, porque la miseria con todo puede.

Allí donde estén los míos, allí estaré yo, porque lo quiero, porque sé que el sentimiento es recíproco y porque cuidar de los nuestros nos hace más humanos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también escucho con atención a Juancar y también recibo lo mío. La República desde luego es lo natural y lo racional, pero si el cambio sólo consiste en que no haya Rey y cambiar de color una franja de la bandera, me quedo como estoy. Creo que la República, si viniese, debería traer más cambios para movilizarme en su favor. Cuando la izquierda deje de presentar la república (que es una forma de estado) como una ideología, a lo mejor gana más adeptos. Ser Republicano no implica, en absoluto, ser de izquierdas, como se entiende erroneamente en España.

Salu2 Republicanos y Juancarlistas.

Fernando

Anónimo dijo...

En mi casa también escuchaos todos los años el discurso del Rey, no fallamos ni uno.

Silvia

carmela dijo...

No hay más reyes que nuestra familia...esos si que están a la altura de las circustancias siempre y además sin esperar nada a cambio...!!!!!