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jueves, agosto 14, 2008

Decir que sí

En esta vida hay que decir siempre que sí.

No hablo del sí de los tontos, sino el de los vividores.

Los años te van poniendo a prueba continuamente. En toda una vida puede haber no más de cinco decisiones transcendentales. Nadie nos avisa que se van a presentar, es difícil calcular siempre la importancia de nuestros pasos, cómo van a marcarnos, a definirnos como personas.

Ante toda disyuntiva inmediata, hay que decir sí.

Rebuscando, encontramos siempre tres mil argumentos para meditar, reflexionar, sopesar. La vida no espera.

En un momento de mi juventud pasé un apuro económico tremendo. Calculé quiénes de entre mis amigos tendrían actitud de ayudarme, y cuántos podrían hacerlo. Conté cuatro. Los cité uno a uno y les expliqué mi situación. Tres de ellos cortaron mis explicaciones y me dejaron todo lo que sus posibilidades económicas para veintipocos años permitían. Con el tiempo, a todos les devolví puntualmente su dinero y aproveché para decirles cuánto les agradecía su confianza. El cuarto me dijo que no.

Los años pasaron y el cuarto se acercó a pedirme ayuda. No dudé un minuto en decirle que sí.

A punto de cumplir 30 años un alto directivo de mi empresa me propuso, visitando la fábrica de Sevilla donde yo trabajaba, irme a trabajar con él a París. No dudé ni un segundo en decir que sí. Pude haberme equivocado, pero vivir tres años en aquella ciudad que ya considero parte de mí fue una de las experiencias más enriquecedoras. Amplié mi cultura, mi círculo de amistades, el dominio del francés y la visión del mundo.

Cuando mi familia me ha requerido, nunca ha tenido un no por respuesta. Cuando a nivel profesional me han propuesto para un cargo, nunca dije no.

Si me proponen un cine, una cena, un viaje, un libro, una conversación… siempre gano aceptándolo. Pierdo si miro la hora, la cartera, la programación de la tele o la vajilla por limpiar.

La vida es un río que fluye. La mejor forma de ser feliz es adaptarse a ese flujo sin tratar de ir poniendo barreras ni buscando sujeciones.

Se es más feliz diciendo sí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A
¿Acaso decir sí no implica también decir que no a otras cosas? Decir que sí a un determinado trabajo puede implicar renunciar a otras posibilidades, a una estabilidad de pareja o de familia, a un hogar, a un círculo de amigos...a otros trabajos. Decir que sí a unas amistades puede implicar el rechazo de muchas otras. En la vida te cruzas con infinidad de personas, sin embargo tu entorno cercano esta compuesto por un grupo mucho mas reducido. Personas y circunstancias a las que dijiste que no se borraron de tu vida en el preciso instante en que dijiste que sí a otras. Si vuelves la vista a tu pasado recordaras a personas de tu entorno, con realidades parecidas a las tuyas que dijeron que "no" a ciertas oportunidades que a ti se te plantearon pero que dijeron que si a opciones que a ti nunca te llegaron. ¿Estamos seguros de que esas personas no son mas felices que nosotros? (que es el objetivo final ¿no?). La vida es una subasta en la que lo importante no es pujar por todo y llenar tu existencia de trastos inservibles que pueden ensuciar tu casa (tu alma), lo importante es pujar por piezas únicas e irrepetibles, aunque tengas que invertir toda tu fortuna en conseguir sólo esas piezas únicas que por ende te convierte a ti en un ser exclusivo.