Fue en 2002 cuando hice mi primer viaje a Rumanía. Calculo que luego he vuelto unas siete u ocho veces. Siempre por razones de trabajo. Hace un par de días volví del último.
Atravesar las arterias que llevan al centro de Bucarest fue esa primera vez un shock de hormigón sucio infestado de ventanas rotas cubiertas con plásticos verdes. Hacía frío y una capa inmóvil de niebla estaba instalada por cada rincón.
La primera tarea que tienen que aprender los rumanos es sonreír, nos decía el pasado martes un colega francés, Claude, residente desde hace unos años en la ciudad de Pitesti.
Hubo un paréntesis entre mi última estancia en Rumanía y el viaje de esta semana. Aterricé en el aeropuerto de Bucarest ávido de ver por las ventanillas del coche un país evolucionado, aunque las carreteras sin asfaltar, las vestimentas de hace 30 años, los talleres destartalados al borde de cualquier camino, la falta de señalizaciones y de respeto a las normas básicas me han llevado a pensar que el milagro no es tan sencillo.
Hablar con un rumano en su tierra es, casi por norma, hacerlo con un témpano de hielo. Transmiten tristeza, tardan cinco minutos en decirte que ganan una miseria, reniegan del país y agachan la mirada.
No es un país educado, ves que no saben decir gracias, aguardar el turno en una cola, conducen como si no existieran otros coches, son rudos al hablar.
En el pueblo rumano se observa una especie de sedación ante la vida. Se mueven lentos, miran con desconfianza.
Cierto lo que decía Claude.
No saben reír.
Rebuscando en mi memoria, los rumanos me recuerdan a gente que yo he conocido con familias desestructuradas e infancias infames. Me planteo si estas familias rotas con padres aterradores e intrusivos se pueden generalizar a países. La gran familia rota de Ceaucescu.
¿Hasta qué punto veinte años después de su muerte la gente sigue con el miedo en el cuerpo?, ¿cómo de fuerte pudo ser la amenaza continua, la falta de respeto a la persona, la prohibición de la iniciativa?, ¿hasta cuán dentro puede llegar el que te extraigan de lo más íntimo el placer por un paseo y una charla?, ¿cómo de lejos puede dañarse a una sociedad a la que se le cuentan mentiras inverosímiles?, ¿qué antídoto existe contra la desgana por progresar?
Las cifras dicen que el PIB de Rumanía crece por encima de 5 desde hace un decenio. Se ven cochazos de vez en cuando, inauguran fuentes de colores, hay algunos hoteles más…
Soñaré que en algún próximo viaje a Bucarest aterrice en un país donde, a pesar de los baches y el hormigón sucio, la gente se sonría sin miedo ni complejos cuando les pare por la calle para preguntarles qué camino tomar para llegar a mi hotel dándome un paseo.
8 comentarios:
Es una pena que no sean capaces de sonreir, creo que eso es lo que hace que un lugar pueda llegar a gustarte, más allá de comodidades, si llegas a un país dónde sientes el calor de la gente por pobres que sean crea en tí un sentimiento de cercanía, que hace que te olvides de todo lo malo.
No conozco Rumanía, pero espero el día que la conozca bajarme del avión y encontrarme con una gran sonrisa.
Curro.
Resulta muy interesante la visión que das de Rumanía.No conozco ese país pero resulta penoso que la gente se muestre gélida,indiferente y sin capacidad para sonreir.Seguramente la dictadura de Ceaucescu tiene parte de culpa en ello, sin embargo creo que también existe un determinismo geográfico,histórico e incluso me atrevería a decir genético.
Nuestro país sufrió una férrea dictadura y padeció duras penurias económicas y sin embargo la gente seguía siendo alegre y amable.¿Por qué los portugueses con los que compartimos el solar ibérico son tan diferentes de nosotros?Son flemáticos, poco dados a la fiesta y más bien tristones.Lisboa a las 8 de la noche parece una ciudad del norte de Europa,¡ ni un alma por las calles ! Es más darse un paseo por Ayamonte a las 9 de la noche y dárselo por Vila Real es como vivir en mundos distintos.
En el extremo opuesto estaría Grecia, país que también sufrío penurias y dictadura pero cuyos habitantes son extremadamente amables,alegres,abiertos y fiesteros:Recuerdo mi primer viaje a la Élade en el año 86 con 21 años.Me sorprendió la cantidad de bares, restaurantes, discotecas, salas de fiesta y terrazas llenas a rebozar de griegos cantando y bailando.Desde aquel viaje defino a los helenos como andaluces a lo bestia.Mis amigos griegos me decían, no te sorprendas, pero los griegos estamos locos.Locos no, yo diría que muy felices a pesar de haber sido hasta hace unos años un país muy pobre.
Aprovecho para saludar a Mary Tsoukalá,Vicky Papamarkou,Hilías y toda la panda, que seguramente esten de marcha a estas horas, por Nea Fálira,Vouglianemi o El Pireo.
EDU.
PD:Increíble el creciminto econónico de Grecia en estos años.BRAVO.
Grecia? quién la ha visto y quién la ve. Y hablabas de la mentiras de Ceaucescu...
Ye sé que es a toro pasado, pero es.
Cuando las barbas de los griegos veamos pelar...
Fernando
Buenas Dias.
Me llamo Julian y soy Rumano. No entiendo como puedes decir que los rumanos no pueden sonreir y que es penoso y tal porque despues de Russia somos el pais con mas coches de lujo, mas tiendas de lujo y tal. Si una gran parte de rumanos se van en extranjero y trabajan eso no significa que somos pobres, o yo se q. Os dejo un par de videos para que veais como es Rumania!
http://www.youtube.com/watch?v=SwGOKhlnbKA
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http://www.youtube.com/watch?v=_uhJFJAxQiA
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http://www.youtube.com/watch?v=6E8uL09IvJc&feature=related (EN RUMANIA PUEDES VER MAS FERRARI, MERCEDES QUE EN SU TIERRA, ADEMAS MAMAIA (sAINT TROPEZ DE RUMANIA) TIENE MAS LUJO QUE MONACO!
Prueba Transilvania! Cambiaras tu opinion totalmente
Lo primero es que he leído tu artículo, en tanto interesante, de pe a pa (como decís en España, sino me equivoco). Y la verdad es que tienes razón. El "rumano" no sabe sonreír. Triste pero real (aunque ahora la situación va acercándose más al carácter latino). Pero dudo en lo referente a que no es educado. Mi experiencia, bastante larga, por cierto, me ha demostrado que los rumanos, aunque los estereotipos los definan como chorizos, malos, ladrones..., son muy educados (en la mayoría de los casos). Fui testigo de varios muchachos que cedieron el sitio a personas ancianas, jóvenes ayudando a estas mismas personas. Y ya no cabe duda mencionar que, casi siempre uno se dirige hacia ellos o hacia cualquier persona con una palabra de respeto. Es cierto y lo corroboro que en el sur este respeto va degradándose. Pero como todo. Veo injusto tu mención al pueblo rumano como uno no educado. Pero, en definitiva, el artículo tiene muy buena pinta.
¿Cuanto tiempo has llegado a estar en Rumania?
Yo he vivido dos años, y bueno, aunque comparto algunas de las cosas que dices creo que no es bueno generalizar. Mis amigos allí son gente alegre, como lo somos ( o éramos) aquí. Supongo que cuanto más mayor va haciendose la gente allí, y más ven que en el país no cambia nada, pues más se desilusionan y de ahí les viene esa actitud ante la vida.
También te digo que no es fácil ser optimista y alegre cuando tu vida es una mierda.
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