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jueves, mayo 10, 2018

Invisibles

De nuevo Carmela me propuso y de nuevo le dije sí, porque tengo la suerte de tener gente a la que puedo decir sí sin saber cuál es la propuesta.

Me citó a las 8 de la tarde en la Plaza Nueva en plena Feria del Libro. La ONG para la que trabaja, Solidarios, organizaba una actividad literaria con gente sin hogar. Consistía en repartirlos en grupos, tirar unos dados para elegir acciones y temáticas, darles papel y lápiz y media hora para construir un relato. A mí me daba la misión de apoyarles durante esos treinta minutos en la creación de una historia coherente que tuviera como personaje principal... a Frankenstein.

Una decena de corrillos en los escalones que rodean la estatua de San Fernando en un día fresco de primavera soleada, la desconfianza inicial de quienes te ven por vez primera, mi interés por saber qué querían contar, en una frase, los juegos de palabras de gente que no se impresionan por nada porque lo han vivido todo.

Hurgué por las ficciones que creaban para intentar, ingenuamente, entender sus vidas raras, aparentemente destrozadas para los que las observamos desde la normalidad de quienes tienen salario, casa, coche y unos horarios que respetar. Observé a los voluntarios inmiscuidos alentando el espíritu creativo de quienes no saben cada mañana dónde acabarán la noche.

Tuvimos que negociar con la directora de la Feria del Libro más premios. Necesitábamos más libros que regalar. Tercer premio, 'Los 5 fantásticos', segundo premio, 'Los retales', primer premio, 'Sevillanstein'. Y hubo premio del público, al Capitán Morgan, que con su gorro de pirata y la litrona en la mano nos pidió que no nos olvidáramos de ellos.

-No queremos que dejéis de cuidar de nosotros, los que dormimos en la calle, ni queremos que dejéis de mirarnos a los ojos.

Me sentí un intruso feliz y envidioso de tanta gente buena que no sale en los telediarios y regalan sus horas libres para ayudar a construir historias a Frankensteins abandonados que buscan mantas cada noche para abrazar sus sueños en cajeros automáticos con pestillo.

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