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lunes, agosto 22, 2016

Muero

En una de las paradas de nuestro viaje por Europa de estas vacaciones recién terminadas, mi sobrino Iván me imitaba, con risas, y repetía con voz impostada una frase mía:

-Muero por llegar a Gante y ver el Políptico de Van Eyck.

Yo simulé una cara de cabreo y él insistió:

-¡Es que tú te mueres por todo!

Sí. Desde que él me lo dijo, caí en la cuenta de las veces que uso esa expresión. 'Muero por volver a Nueva York, por pasear de nuevo por Lisboa, por volver a atravesar en camioneta la Cordillera de los Andes, o a patearme los templos de Kioto entre geishas, o a comer pollo al sultán en una azotea de Bursa, o pescado y licor de ciruelas en el mercado de Pusán, o recrearme otra vez con el retrato del matrimonio Arnolfini de Van Eyck en la National Gallery, o por bañarme al anochecer en la playa granadina de La Herradura, o por vivir de nuevo la noche ténebre del Jueves Santo en la iglesia de San Miguel y San Gaetano de Florencia, o por tomar un antojito en la Venta Esteban de Jerez, o por leer un nuevo libro de Murakami, o de Auster, o por pasear una vez más Barcelona con Rivo y Ángels, o Hamburgo con Gabi, o Ámsterdam con Fernando, o por recorrerme una mañana más cada rincón de la catedral de Sevilla...'

Muero por seguir vivo y teniendo intacta la capacidad de emocionarme.

2 comentarios:

Alvaro dijo...

Totalmente de acuerdo contigo.Hay que disfrutar de la vida, de las experiencias de la vida. Al fin y al cabo eso es lo que nos llevamos los buenos momentos cuando llega nuestro fin.

Salvador Navarro dijo...

Gracias, Alvaro. Por tu comentario y por leerme. Un abrazo. Salva