x

¿Quieres conocerme mejor? Visita ahora mi nueva web, que incluye todo el contenido de este blog y mucho más:

salvador-navarro.com

miércoles, agosto 21, 2019

Salvini

Yo voy más lejos que la condena a Salvini, yo pagaría dinero por fichar a uno de esos inmigrantes del Open Arms. Acostumbrado a cruzarme con gente apagada que maneja con soltura el verbo aburrirse, tener la posibilidad de contar con alguno de ellos, hayan pagado o no a mafias por escapar del infierno, sería todo un regalo. ¿Acaso no dejan familias atrás? ¿No abandonan paisajes infinitos en los que jugaron de chavales? ¿Alguien duda de que tienen miedo a la más estricta soledad de ciudades heladas donde serán tratados como parias?

Yo dedico más tiempo a pensar en cómo se puede llegar a votar a Salvini que en él como líder. Siempre han existido trasnochados arrogantes, narcisistas sin escrúpulos, gente mala que se abriga en su vileza para presumir de hombría. Tipejos que dicen la barbaridad más grande creyendo que por su boca escupen lo que muchos miserables no se atreven a pronunciar. Gentuza que busca en las tripas de gente amargada con sus vidas, para exprimirles la bilis y hacérsela vomitar en las urnas.

Yo me quedo con cualquiera de los del Open Arms. Ellos sí que quieren vivir a pleno pulmón.

Habrá quien me diga que los meta en mi casa, que les dé de comer, que me gaste el dinero en ellos, que quite de en medio a esos negros, a esos moros, a esos desdentados. Pero yo respondo que no soy ningún héroe, sino un ciudadano que quiere estar orgulloso de un país que acoja a esos valientes que un día decidieron abandonar un mundo que sí tuvieron para luchar por una vida decente.

Saldríamos ganando todos y pagarían las pensiones de los que hoy votan su muerte.

3 comentarios:

marisa ruiz dijo...

Pienso lo mismo y me avergüenzo de mi gente!

Salvador Navarro dijo...

Somos muchos, Marisa

María dijo...

En mi opinión, el problema de la inmigración es un rotundo fracaso de la Unión Europea. Como lo es que este Organismo mire hacia otro lado ante los regímenes políticos existentes en países como Turquía, Polonia o Hungría, totalmente autocráticos, xenófobos y dictatoriales. La solución no es, como dicen algunos, que nos llevemos a estas personas a nuestras casas, simplemente porque no tenemos capacidad, no somos comedores sociales ni oficinas de empleo. Tampoco es solución actuar a golpe de sentimentalismo porque eso divide a las sociedades en buenas y malas. Una vez más, la inoperancia y la VAGANCIA de las instituciones públicas dejan a los más débiles a merced de las mafias, tras un proceloso camino que es mejor no imaginar y que algunos ni terminan. En algunos aspectos, el mundo no ha avanzado nada desde la Edad Media, solo que ahora tenemos Internet y redes sociales.
Abrazos!