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martes, julio 09, 2019

Esquizofrenia

Al poco de llegar a vivir a Francia, allá por el 2002, saltó la sorpresa en las Elecciones Presidenciales. El previsible duelo del conservador Chirac con el socialista Jospin se convirtió, para horror de muchos, en una segunda vuelta entre Chirac y Le Pen. Yo mismo me manifesté en La Bastilla contra el horror. Ganó Chirac con el ochenta por ciento de los votos, de conservadores, socialistas, comunistas, liberales. Me produjo un enorme alivio.

Años después vi, ya desde España, el duelo televisado entre Macron y la hija de Le Pen. Las invectivas de ella contra el euro, contra los inmigrantes, contra el multilateralismo se volvía azucarillo ante las réplicas impecables de Macron. ¿Cómo pagará la deuda de Francia si sale de la Unión Europea? ¿Cómo garantiza la supervivencia del sistema de pensiones si no entran inmigrantes a realizar trabajos que los franceses no quieren hacer? ¿Cómo pretende vender nuestros productos en el resto del mundo si cierra las fronteras?

Mi mayor satisfacción, sin embargo, estaba en saber que en España no teníamos un Frente Nacional.

Pero el Frente Nacional llegó, con su oscurantismo, su xenofobia, su homofobia, su soberbia, su ridiculización de los 'progres', su visión exclusivamente castellana de un país que dicen amar y que no entienden.

Hubo un líder en España que se vendió como el Macron hispano. El liberal, el salvador, el de la cartera limpia y el corazón rojigualda. El que hablaba de otra España posible, desacomplejada y pujante. Y yo casi le creí.

Hoy gobierna gracias a votos de Vox, pero dice que no. Acepta llamar a la violencia de género violencia intrafamiliar, pero dice que no. Se sienta cinco horas con la ultraderecha para mendigar un gobierno, pero dice que sólo tomaban un café. Habla de la socialdemocracia como de una corriente anticonstitucional y admite los apoyos de quienes quieren suprimir nuestro estado autonómico. Y se presenta en desfiles reivindicativos de millones de personas que hemos tenido que estar aguantando media vida de insultos, chistes groseros y desprecios sobre nuestra sexualidad y pretende que le lancemos vítores.

Esquizofrenia ciudadana, norte perdido, pena de oportunidad desperdiciada para siempre. Nunca mi voto. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, y los comunistas de Podemos te parecen democráticos?? Aquellos que sacan a la calle a la gente joven a rodear el Parlamento porque un resultado electoral no les gusta, aquellos que se les llenan la boca criticando el capitalismo y la casta pero cuyo líder se compra una mansión digno de la "casta". En fin no se puede ser más hipócrita. Si criticamos a la derecha radical también hay que criticar a la izquierda radical para ser justos....

Salvador Navarro dijo...

Permíteme criticar a quien yo considere oportuno. Gracias por leerme