x

¿Quieres conocerme mejor? Visita ahora mi nueva web, que incluye todo el contenido de este blog y mucho más:

salvador-navarro.com

lunes, junio 22, 2009

Petulante

Una mujer madura, a la que he tenido el placer de conocer personalmente a través de la vidilla que me da la publicación de mis novelas, me comentó hace unos días que mi blog y mi página web me mostraban como una persona pretenciosa, petulante y engreída. Cierto es que estos comentarios los acompañaba de otros en que mostraba su sorpresa por encontrar en mí dos ‘personas’ diferentes. Una preocupada por las pequeñas cosas (quise entender que ‘alababa’ mi humanidad) y otra focalizada en el ‘aparentar’.
El hecho de escribir esto en público quizás sea una muestra más de petulancia. O no…
Es sano recibir este tipo de críticas, de visiones externas fotografiadas por ojos que envían sus datos a procesadores de información que no tienen que ver con el tuyo.
Todo en esta vida es interpretable, y eso la hace rica en matices.
‘No hay rincón en el que no dejes de decir que eres ingeniero, no hablas más que de viajes, de restaurantes…’
Decía de mí que no sabía si le caía mal o bien, pero que le gustaba hablar conmigo. Lo cual ya es un punto positivo, que me reconforta.
Estas líneas las escribo porque me apetece. Todo el mundo tiene capacidad para abrir un blog y lanzar sus reflexiones al exterior. De hecho, la red está hasta arriba de blogs, webs, foros… que tal vez nadie lea. Como árboles que caen en un bosque perdido. ¿Produce ruido si nadie los escucha caer?
La libertad consiste en eso. Yo escribo porque me apetece, de lo que me apetece, de lo que siento importante o no, profundo o frívolo, de mi visión del mundo. Prefiero decir que soy ingeniero para que nadie se piense que me creo escritor. Hablo de mis viajes por el mundo porque estoy orgulloso de ello, de haber vivido experiencias tan diferentes y poder compartirlas. Hablo de música porque la siento como uno de los mayores goces, de restaurantes porque entiendo que pocos placeres existen como una buena cena en compañía.
La vida es compleja, y torticera a veces. Sé que en mi futuro personal me esperan muchas alegrías y también mucho dolor. Disfruto de ella todo lo que puedo y comparto, tal vez como árbol caído en un bosque perdido, mi forma de verla, sensaciones obligatoriamente personales.
Me duele que me llamen petulante porque en mi fuero interno sé que no lo soy. ¿O sí?

6 comentarios:

nosequé dijo...

¿Es sano recibir impresiones de nosotros mismos, por otros ojos?
No lo sé.
Mi experiencia me dice que no.
Por una razón simple: pueden estar equivocados.
Es muy difícil aceptar que yo no soy tan guapa como mis espejos mentirosos me dicen todos los días. Pero me sienta a cuerno quemado que me lo digan los demás.
Y unos “demás más que otros”
Nos llenamos la boca: queremos la verdad; pero la “verdad” de los otros no nos gusta tanto o nada, y encima es su “verdad” no la nuestra.

Anónimo dijo...

Y si eres ingeniero, ¿por qué no vas a decirlo? ¿Se supone que quedaría mejor hacerte pasar por camarero o albañil? ¿Decir la verdad es petulancia?

Anónimo dijo...

Y si eres ingeniero, ¿por qué no vas a decirlo? Según esta señora, ¿deberías hacerte pasar por albañil o por camarero? ¿O guardar tu profesión como un secreto inconfesable?

Qué tontería. Envidia y nada más.

Anónimo dijo...

Muy atrevida esta señora...Emitir juicios de valor acera de otra persona a la que se conoce sólo por sus escritos es cuanto menos atrevido, pero, quien expone su opinión para que otros la conozcan se expone a la crítica.Va de soi.

No me gusta juzgar a nadie por su forma de vida, cada cual vive como quiere,como puede o como le dejan, pero en cierta medida, quizá lleve algo de razón. Resulta reiterativo oír lo mismo: nacido en una familia de clase media,estudios de ingeniero industrial, viajes increíbles y restaurantes fantásticos,de izquierdas etc...A veces los árboles impiden ver el bosque.

Salvador Navarro dijo...

Al menos la señora es coherente... lo que no entiendo es decir que la mujer es atrevida por juzgar a alguien de esa forma y luego lanzarse bajo el anonimato a ponerme de vuelta y media

Para qué quiere uno enemigos...

Anónimo dijo...

No me amparo en el anomimato, no es mi estílo. Estoy seguro que a la segunda línea sabías quién suscribía el comentario.
Para quienes no me conocen, un servidor, Eduardo LLopis.

Sólo he dicho que repites información que ya conocemos de anteriores reflexiones y que también figura en tu apartado biográfico.

Después de todo, la señora quizá llevé razón.