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jueves, octubre 09, 2008

La gente normal

Hay un comentario recurrente en Mariano Rajoy que me saca especialmente de quicio. Me refiero a cuando hace uso de la referencia a la gente normal, o bien al criticar al gobierno, o determinada política, utilizando mi nombre (porque soy a todos los efectos ciudadano español) en sus ya consabidos razonamientos apoyados en el ‘como todos los españoles saben’, ‘como todo el mundo quiere’, ‘como la gente normal desea’.

Yo deseo una Ley de Educación para la Ciudadanía, ¿soy anormal entonces? Yo deseo que se revise la actual Ley del Aborto, ¿no soy buen español? Estoy a favor del matrimonio entre homosexuales, ¿no soy un ciudadano correcto? No quiero crucifijos en los edificios públicos, ¿tengo que esconderme por pensar así?

¿Qué es ser gente normal?

¿Es necesario estar casado para ser normal?, ¿hay que ser de misa diaria o semanal?, ¿es anormal un ciego?, ¿es anormal un homosexual?, ¿es anormal un musulmán?, ¿lo es un divorciado?, ¿una mujer que ha abortado?, ¿es anormal una madre soltera?, ¿es anormal quien de forma democrática quiere la independencia de su región/nación?

Cuando se invoca la normalidad para argumentar se corren riesgos muy altos. Quien busca definir fronteras para lo que es ‘la gente normal’, está admitiendo de facto que hay ‘gente anormal’. ¿Dónde está esa gente?, ¿pertenezco a ese grupo?

Cuantos más complejos se tienen, más cómodo se siente uno definiéndose como dentro de los estándares y constriñéndolos bien. Si uno está infelizmente casado y no tiene el valor de separarse, maldice a los divorciados, cuando vas a misa sin fe, por apariencia, maldices a los irreverentes, cuando te mueres por acostarte con un tío mientras paseas por el parque con tu esposa te conviertes en un homófobo compulsivo.

La verdadera libertad está en el respeto. La normalidad hay que entenderla estrictamente en el respeto a las reglas del juego, a la Ley. Punto.

Nadie tiene derecho a dar lecciones de moral a nadie, ni a meterse en la alcoba de ninguna pareja, ni a tirar de tradición para clasificar actitudes. Nadie puede decir lo que toca o no toca legislar amparándose en la sensibilidad de todo un pueblo.

La continua señalización del diferente como anormal es dañina de raíz y dinamita la verdadera convivencia. Nadie es mejor que nadie por su carnet de identidad, su lugar de nacimiento, su sexo, su raza, sus creencias o su forma de vestir. Es algo tan básico que duele tener que recordarlo.

Por favor, señor Rajoy, cuando argumente para descalificar o para construir razonamientos en positivo, no se arrogue con las ideas de todo un país.

A mí usted no me representa en ningún caso. No hable en mi nombre, ni en el de la gente normal.

Hágalo en todo caso en nombre de su partido y de sus votantes, que ya son muchos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No existen reglas que digan que es normal y que no, pero viendo la normalidad de Rajoy yo prefiero ser totalmente anormal. Cada persona somos un mundo, estamos llenos de matices y deberíamos valorar eso.
Curro.

Salvador Lobo dijo...

Qué pequeño es el mundo. Otro Salvador escritor con un blog criticando a Rajoy.
Yo también lo hago.

Me ha encantado tu artículo.

Anónimo dijo...

Aunque me suelo meter en los blogs como" oveja negra", para ser la voz discrepante y desencadenar el debate,siempre en buen tono, en este caso no tengo mas remedio que estar de acuerdo con vosotros. "Normal" es un término subjetivo, y nadie tiene derecho a defirnirlo desde su subjetividad.
un abrazo a todos