x

¿Quieres conocerme mejor? Visita ahora mi nueva web, que incluye todo el contenido de este blog y mucho más:

salvador-navarro.com

sábado, octubre 10, 2020

Nada

Nada y todo son adverbios peligrosos de utilizar cuando de emociones se trata.

Recuerdo unas cervezas con una amiga, en las que comentamos una película que a mí me entusiasmó.

—No me ha gustado nada —sentenció ella.

Yo, que siempre respetaré su opinión, le hablé de una escena dramática al borde de un lago donde los personajes desnudaban su pasado en carne viva.

—¿No te emocionó?

—Bueno, ese momento en concreto... sí.

Le pregunté por la fotografía, con las inmensas montañas del sur de Canadá casi escapándose de la pantalla de cine.

—Precioso, sí —reconoció.

Confundimos posturas apasionadas con opiniones extremas. Sin embargo es difícil encontrar algo o alguien que no nos aporte nada, o del que nos guste todo.

Cada persona, cada libro, cada ciudad, cada idioma, cada sociedad tiene algo que copiar, también algo insoportable.

Es mucho más higiénico para nuestra mente alejarnos de los reduccionismos y tratar de analizar con algo más de cuidado, de respeto, de atención todo lo que nos importa.

De hecho nos hace más potentes intelectualmente, y por tanto como personas, el buscar lo bueno en aquello que nos disgusta.

Los populistas buscan que razonemos con las tripas. No nos dejemos camelar, valemos mucho más que eso.

Antes de odiar, pensemos.

No hay comentarios: