sábado, mayo 28, 2011
Progreso
viernes, mayo 27, 2011
Elitista
Un compañero del trabajo al que aprecio sinceramente, y por tanto aprecio sus comentarios, me comentó el otro día que mi blog estaba desviándose hacia un tono elitista. Por mi insistencia en hablar de la gente interesante frente a la simple, por la importancia que doy a la cultura y la educación y, seguro, por algún comentario desafortunado entre tantas palabras escritas.
Cuando alguien te dice algo así, alguna razón lleva.
Sí, quizás sea elitista, aunque me duela reconocerlo.
Es cierto que tengo capacidad, como todo ser humano, de elegir mis compañías. Nadie busca la infelicidad a sabiendas, por lo que todos nos dirigimos hacia el terreno vital en que sentirnos más cómodos. A mí la vida se me ofrece como algo tan rotundo que no quiero desperdiciar una ocasión de avanzar, y considero que sólo avanzo cuando aprendo, y aprendo rodeándome de gente que me aporte.
Me gusta escuchar a quien tiene mensajes que transmitir y valoro las críticas cuando están expresadas con corazón.
miércoles, mayo 25, 2011
El Fugas
lunes, mayo 23, 2011
Plásticos
viernes, mayo 20, 2011
Votar
Estamos presenciando estos días con atención el movimiento ciudadano de indignación que recorre las ciudades españolas. Se echaba de menos en nuestro país un espíritu más combativo ante las inquietudes sociales que nos acechan. Mi miedo, respecto a esta iniciativa ciudadana, es que acabe derivando en un impulso anárquico hacia imposibles.
Sería, en cambio, un triunfo el hecho de que este malestar general se tradujese en propuestas concretas, realizables; conseguir dar un salto de higiene colectiva en que España salga de su adormecimiento y tome medidas concretas que la canalicen hacia una sociedad más sana.
Concreto sería que se impidiese, por ley, que imputados en juicios por corrupción o financiación irregular se pudiesen presentar a las elecciones.
O que el voto fuese proporcional. No es normal que partidos con 2 millones de electores tengan 2 diputados y otros con apenas medio millón puedan llegar a los 8.
O que se introdujese un impuesto a las grandes fortunas proporcional al que pagamos los asalariados.
O que se limitase, por ley, el salario máximo. No es normal que el Banco de Santander niegue créditos de veinte mil euros a un negocio y su Presidente cobre primas de cinco millones de euros.
O que toda transacción especulativa se fiscalice. Es cuestión de definir las reglas.
Necesitamos unos Servicios Públicos de Empleo eficaces, profesionalizados, que consigan organizar con precisión las potencialidades de una masa social en paro más preparada que nunca en nuestra historia de todos los tiempos.
Hay que conseguir redefinir por consenso una sistema educativo impecable, en que los alumnos no sean meros oyentes sino que se les forme en base a proyectos colectivos en que tengan que construir, argumentar, planificar, comparar. Que se les enseñe desde pequeños a razonar y no a memorizar.
Sería un éxito que este movimiento ciudadano nos llevara a plantearnos qué cosas concretas tenemos que cambiar para ser una sociedad más justa.
Pero el domingo hay que votar. No hay que dejar de votar porque éste es, hasta que no lo consigamos cambiar, el sistema más sano, el que nos hemos dado los españoles en estos treinta años de democracia que han sido, sin duda, los años de mayor progreso de la historia de siempre de nuestro país.
martes, mayo 17, 2011
Lille
Mi relación con Lille no sería tal si no trabajase en Renault, donde no trabajaría si no hubiese decidido estudiar Ingeniería ni leyese el País, y seguramente no habría elegido Ingeniería si no lo hubiesen hecho mis amigos de bachillerato.
Lille es fría y elegante. La gente del norte de Francia es simpática a pesar de los elementos.
No conozco días soleados en esta ciudad en la que ayer disfruté de una cena a solas con vino de Burdeos.
Nunca estuve acompañado en Lille.
Es un punto la soledad. Ver desde un cristal de un restaurante la gente pasar. Sentirte invisible. No tener que hablar más que contigo mismo.
A la gente le asusta la soledad.
La soledad es bonita en Lille porque la gente te sonríe cuando te ven beber vino y escribir, a solas, en una servilleta.
La gente de Lille no es parisina.
El teatro de la ópera es espectacular, todo en piedra, pero más lo es el antiguo palacio de la Bolsa.
Lille es como La Coruña. La visitas en medio día pero, al igual que La Coruña, es una ciudad agradable para vivir, manejable, triste y lluviosa.
Por Lille luchó el Rey Sol durante años.
La gente en Lille es mayoritariamente rubia.
Lille ha sido invadida varias veces, por pueblos distintos, y ese fulanismo la hace coqueta.
No me gustan las ciudades que presumen de ser vírgenes.
Me gusta estar en sitios donde no soy nadie.
Si es que soy alguien en algún sitio.
Lille se pronuncia 'Lil'.
sábado, mayo 14, 2011
5 euros
Problemas de correas de distribución. Un dineral.
Mientras esperábamos a la grúa le propuse al enano ir a tomar algo al McDonald’s y él, entusiasmado, saltó gritando que sí.
Raquel le dio 5 euros que, inmediatamente, él me dio a mí. En el centro comercial saqué 50 euros de un cajero, con ayuda de Iván, por si las moscas.
Sus nuggets, el zumo de naranja y dos cervezas, para Raquel y para mí, fueron 8 euros en total. Pagué con los 50 euros.
Volvimos a la plaza de Armas y, con un ataque de alergia de impresión, nos tomamos las cervezas e Iván los nuggets mientras esperábamos.
Cuando ya la grúa había montado el coche, acercándolos a su casa, mi sobrino me preguntó, con toda la inocencia de sus ocho años, aprovechando que Raquel hablaba por teléfono y poniendo en práctica el notable que acaba de sacar en matemáticas:
`¿Con qué billete has pagado en el McDonald’s?
‘Con el de 50’, contesté.
‘Entonces devuélvele los 5 euros a mi madre’.
‘¿Quién se ha comido los nuggets?’
‘Yo’
‘Pues entonces me quedo yo con los 5 euros’
El se quedó mosqueado con el razonamiento y, cuando Raquel colgó, le expliqué su teoría. Los dos nos moríamos de risa pero él seguía con la cara de mosqueo.
Con un platazo de lentejas por delante decidí darle de nuevo el billete.
Raquel me escribió más tarde un mensaje. Iván lo iba a utilizar para una excursión con el cole.
lunes, mayo 09, 2011
Aprensión
Escuchamos de tal vecino que le han extraído un trozo del intestino para hacerle una biopsia, que tal artista tiene una degeneración osea, que cierto político padece alzheimer, que nuestro primo tiene una cardiopatía con veinte años... que nos volvemos seres asustados ante lo que nos pueda llegar.
Yo mismo he sido especialista en padecer los mismos síntomas que la última enfermedad que me haya impactado. Encuentro ganglios, moratones o crujidos de huesos donde no hay más que obsesión por pensar que soy el siguiente en caer. Sobre todo recuerdo esa época negra en mi adolescencia y juventud, pero aún hoy tiendo a magnificar cualquier dolor en el costado.
Cuando las personas eran pasto de una medicina primitiva, invasiva y experimental seguro que ese abismo hacia el dolor no era tan profundo como lo es ahora. El no conocer penurias, epidemias o hambrunas nos hace ser más indefensos ante la fragilidad innata al cuerpo humano.
Y es complejo el cerebro para hacerse entender con razonamientos estadísticos o científicos cuando éste se ha emperrado en traducir esa dificultad para tragar en un tumor en la laringe. Un poco como el temor a volar. Ya te pueden explicar con argumentos bien construidos que es más fácil que te toque el gordo de lotería que, cuando una turbulencia te sube el estómago a la garganta, comienzas a gritarte por dentro que por qué a ti.
Si pensáramos que el final llegará cuando llegue y dedicásemos, los hipocondríacos, menos tiempo a inventar enfermedades, seguro que seríamos menos propensos a padecerlas y, sobre todo, a perder un tiempo más aprovechable en disfrutar de un cuerpo que, a día de hoy, está como un rey.
viernes, mayo 06, 2011
Dilema
miércoles, mayo 04, 2011
Elisa
lunes, mayo 02, 2011
Carcas
domingo, mayo 01, 2011
Sábato
Parecía que fuese inconcebible no hacer ese gesto al entrar en casa. Tomar el mando y conectar la televisión, como si el silencio de la casa asustase y ese sonido tranquilizase nuestras rutinas acompañándonos en nuestra intimidad.
Es de una purificación enorme tener la televisión como un objeto más, no necesario sino elegible entre otras muchas opciones. Saber entender el hogar como un espacio sin ruidos ni sonidos innecesarios.
El otro día, haciendo tiempo para ir al baño, encendí la tele. Aparecía un programa de aparente debate entre ‘corraleros’ que se gritaban acerca de no sé qué novio de no se qué famosa. Decían tales barbaridades que me quedé absorto, abducido. Cuernos, operaciones de estética, hijos repudiados y exclusivas de revistas del corazón.
Cuando la ducha quedó libre mi pareja se acercó, me quitó el mando a distancia, apagó la tele y me dijo:
‘Venga, vete a la ducha’.
Con mucha agua caliente, casi hirviendo, me planteaba hasta qué punto hay gente vulnerable a que trafiquen con sus más bajos instintos.
Anoche murió Ernesto Sábato y yo me pregunto ¿qué porcentaje de la población española conoce la trayectoria de este hombre íntegro?